¿TÚ TAMBIÉN USAS EL CHOCOLATE PARA CURAR LAS PENAS?



Es instinto del homo sapiens del siglo XXI tirar del chocolate para solucionar problemas emocionales y para resolver rupturas sentimentales. Lo cual, como toda tendencia, ha generado beneficios para quien se ha sabido aprovechar. Sin embargo, un equipo de psicólogos de la Universidad de Minnesota acaba de sacudir hasta los cimientos de estos tiempos. Aseveran que la llamada comfort food no aporta ningún beneficio psicológico a nuestros sentimientos.



Más llamativo que la conclusión es el singular método que estos investigadores han seguido para alcanzar esta conclusión. Los cien estudiantes que participaron en la investigación realizaron una encuesta online en la que ayudaron a acotar la lista de este tipo de platos. De todos ellos, además, el 80 por ciento creía con firmeza que un buen plato de costillas ahumadas a la salsa barbacoa es el mejor remedio contra la depresión. Ya en una segunda fase del experimento, a todos ellos se les programó un ciclo de vídeos melodramáticos y lacrimógenos diseñado para tocarles la fibra sensible. Evidentemente, los participantes fueron servidos a su placer: a uno de los grupos se les sirvieron chocolate, helados y galletas, y al otro, comida más saludable. Y mientras tenía lugar el atracón, los investigadores iban anotando detalladamente cómo cambiaba el humor entre los participantes y si durante la digestión mejoraba o no su ánimo.

El humor de los que se dieron el atracón mejoró, por supuesto, pero también el del otro grupo. Los estados de ánimo negativos se disipan de forma natural con el tiempo, concluye Traci Mann, psicóloga líder del equipo de investigación, en el trabajo. Los resultados eran tan aplastantes que, como asegura Mann, tuvieron que repetir el experimento porque no acababan de creérselo; y de hecho en uno de los siguientes tests decidieron darle a la mitad de los voluntarios una buena dosis de comida basura y a la otra mitad, nada de comida. Y ahí también tanto uno como otro grupo acabó sintiéndose igual de bien.

De todos modos, en el estudio de los investigadores de Minnesota sólo se analizó si este tipo de comida conseguía mejorar el ánimo de las personas en situaciones tristes, dejando la puerta abierta a cualquier científico que quiera demostrar si la comida nos hace sentir mejor incluso cuando nos sentimos bien. En realidad, como asegura Mann, tampoco son necesarios tantos rodeos psicológicos para lanzarse sobre una terapéutica hamburguesa: “Hemos perdido una excusa”, dice, “pero siempre estamos a tiempo de inventarnos otra”.

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