Lo artificial y lo natural formando parte de una misma
célula viviente,
un logro que cada vez parece menos exclusivo de la
ciencia-ficción.
(Recreación artística)
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Antes de esta proeza científica, otros equipos de
investigación trataron de sintetizar ribosomas a partir de sus partes
constituyentes, pero esos intentos dieron por resultado ribosomas con escasa
funcionalidad, bajo condiciones muy diferentes a las reinantes en el medio
natural de una célula viva. Además, los intentos de combinar síntesis de
ribosomas y ensamblaje de los mismos en un único proceso habían fallado durante
décadas.
El equipo de Michael C. Jewett, biólogo sintético en la
Universidad del Noroeste en Evanston, Illinois, y George M. Church, un
especialista en genética de la Escuela Médica de la Universidad de Harvard en
la ciudad de Boston, ambas instituciones en Estados Unidos, tomó otro camino:
Estos científicos imitaron la síntesis natural de un ribosoma, permitiendo que enzimas
naturales de una célula colaborasen en la síntesis artificial.
Esta tecnología podría permitir conocer mucho mejor cómo se
forman y cómo funcionan los ribosomas naturales, conducir al descubrimiento de
nuevos antibióticos capaces de actuar sobre el ensamblaje de ribosomas, y
ayudar a crear ribosomas "a la carta" para elaborar nuevas proteínas
con funciones exóticas que serían difíciles (o imposibles) de conseguir en
organismos vivos.
La construcción in vitro de ribosomas, demostrada en este
estudio, abre perspectivas fascinantes en el campo de la biología sintética,
una especialidad aún bastante nueva, que tiene entre sus principales objetivos
la reprogramación de células vivas para que actúen como herramientas capaces de
detectar peligros biológicos, construir estructuras, realizar labores de
biocatálisis, o reparar tejidos y órganos dentro del cuerpo humano.
Jewett compara a un ribosoma con un chef. El ribosoma toma
la receta, codificada en el ADN, y prepara la comida, o en este caso una
proteína. “Queremos crear nuevos chefs, o ribosomas”, acota Jewett siguiendo el
hilo de su comparación. “Entonces podríamos alterar a los ribosomas para que
hagan cosas nuevas por nosotros”.
Los ribosomas constan de 57 partes (tres cadenas de ácido ribonucleico o ARN, y 54 proteínas) y llevan a cabo la traducción de ARN mensajero a proteínas, un proceso fundamental para la célula. Las diversos tipos de proteínas, que en una célula se cuentan por miles, llevan a cabo por su parte un vasto conjunto de funciones, desde la digestión hasta la creación de anticuerpos. Las células necesitan de los ribosomas para vivir.
En el trabajo de investigación y desarrollo también han
intervenido Brian R. Fritz y Laura E. Timmerman, de la Universidad del
Noroeste.
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