LUCHANCO CONTRA LA DIABETES.



Un barco, el viento y una tripulación diferente a las demás. Un grupo de jóvenes belgas quiere aprender a navegar pero también a gestionar mejor su diabetes con la ayuda de Philippe Pirard, enfermero y capitán.
 
 


“Cuando eres diabético, explica Timothée, uno de los jóvenes, tienes que realizar controles glucémicos para saber cuál es el nivel de azúcar en la sangre. Los médicos nos dicen que tenemos que hacerlos cuatro veces al día. Así que te picas en el dedo, aparece una pequeña gota de sangre y la colocas en un aparato. En apenas cinco segundos obtienes el resultado”.

En principio, debe ser el páncreas el que controle el nivel de azúcar en la sangre. Un páncreas en buen estado regula permanentemente la secreción de la hormona insulina. Pero el mal funcionamiento de unas células del páncreas llamadas “beta” puede provocar un desequilibrio y la diabetes de tipo 1 o 2 es el resultado.

“Existe la diabetes de tipo 1 que es una enfermedad en la que el propio sistema inmunitario ataca las células beta. Esas células mueren y el paciente deja de tener células beta y de producir insulina. En la diabetes de tipo 2, las células beta no desaparecen del páncreas pero no funcionan bien, están presentes pero no producen suficiente insulina”, explica Miriam Cnop, experta en diabetes de la Universidad libre de Bruselas.

Desde hace 30 años científicos de todo el mundo intentan en vano reproducir las células beta en un laboratorio para estudiarlas y entender mejor sus disfunciones.

Hoy el Profesor Scharfmann y su equipo lo han conseguido gracias a su audacia y su obstinación.

“Hemos creado células beta humanas, células que contienen y producen insulina”, explica.

Pero, ¿cómo estos científicos han conseguido crear estas células humanas en su laboratorio?

“Ya habíamos demostrado que podíamos obtener esas células, aunque en cantidad insuficiente, a partir de una muestra de páncreas prenatal trasplantada en un ratón, asegura. Lo que hicimos fue incluir en esas células un gen llamado inmortalizante lo que nos permitió aumentar la cantidad de células beta humanas obtenidas, extraerlas del cuerpo del ratón y colocarlas en recipientes de cultivo. Ahora esas células serán muy útiles para entender mejor cómo se destruyen en el páncreas o por qué funcionan mal en los diabéticos y, quizás un día, desarrollar nuevos tratamientos para los diferentes tipo de diabetes”.

Hoy en día, el 85% de los diabéticos sufren el tipo 2 de la enfermedad lo que podría estar estrechamente relacionado con el sobrepeso y la obesidad.

Pero una bacteria llamada “akkermansia muciniphila” podría ayudar a estos pacientes. Al menos eso es lo que asegura Patrice Cani, de la Universidad católica de Lovaina.

“Descubrimos esta bacteria por casualidad. Es necesario recordar que vivimos con miles de millones de bacterias en el intestino. Algunas de estas bacterias nos ayudan, por ejemplo, a digerir los alimentos, explica.
En este caso pudimos demostrar que akkermansia conseguía dialogar con nuestras células y que, de alguna manera, modificaba la utilización del azúcar por parte de nuestro organismo. Por ello creemos que esta bacteria podría mejorar la diabetes de tipo 2”.

“Hoy ya estamos estudiando la posibilidad de administrar esta bacteria a los pacientes obesos y diabéticos de tipo 2. Esperamos obtener la respuesta dentro de unos años. Esperamos saber si podemos o no administrar esta bacteria como complemento del tratamiento que reciben este tipo de diabéticos”, explica Cani.

Y mientras se espera la aparición de nuevos tratamientos, el grupo de jóvenes belgas ya ha encontrado su particular manera de gestionar mejor la enfermedad.

Comentarios