HALLAN EN LA ANTÁRTIDA 4.000 ESPECIES BAJO HIELO

A 800 metros de profundidad bajo el hielo de la Antártica, sumergido en la oscuridad y el frío, el lago Whillans permaneció aislado de la superficie durante miles de años. Un grupo de investigadores descubrieron que allí viven cerca de 4.000 especies de microbios en aguas que tienen una temperatura de 0 grados.

El análisis del agua y los sedimentos recogidos en el lago puso en evidencia la existencia de una “comunidad microbiana” de una asombrosa complejidad. Muchas de las bacterias que componen este caldo de cultivo glaciar son capaces de utilizar los minerales del subsuelo para producir su energía vital y obtener en el CO2 el carbono necesario para subsistir.
Los investigadores, la mayoría de nacionalidad norteamericana, utilizaron un sistema de inyección de agua caliente filtrada y desinfectada con rayos ultravioleta para excavar en el hielo que cubre el lago un pozo de 60 cm de diámetro. Aseguran haber limpiado rigurosamente sus aparatos y herramientas en cada operación.
Un análisis genético de los microorganismos presentes en el agua del lago permitió identificar la presencia de 3.931 microbios o familias de microbios. De ese total, un 87% pertenece a la familia de las bacterias y un 3,6% se clasificaron en la de las Archaea, también denominadas “arqueobacterias” aunque sus mecanismos biológicos sean bastante diferentes de las bacterias. Unos 793 organismos no pudieron ser clasificados.
Dominan las arqueas. Los análisis de ADN revelaron que los organismos dominantes son arqueas, uno de los tres dominios de la vida, junto a las bacterias y eucariontes. Muchas de estas arqueas subglaciales utilizan la energía de los enlaces químicos de amonio para fijar el dióxido de carbono e impulsar otros procesos metabólicos. Otro grupo de microorganismos utiliza la energía y el carbono en el metano para vivir. Según Priscu, la fuente de amonio y metano es probable que provenga de la descomposición de la materia orgánica depositada en la zona cientos de miles de años atrás, cuando la Antártida era más cálida y el mar inundó la Antártida occidental. En este sentido, John Priscu señaló que si la Antártida continúa calentándose, grandes cantidades de metano, un potente gas de efecto invernadero, serán liberadas a la atmósfera, intensificando el cambio climático.


Enlace:  El ciudadano

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