LA 'MAQUINA DEL BIG BANG' VUELVE A EXPLORAR LOS ENIGMAS DE LA MATERIA A UNA ENERGIA SIN PRECEDENTES

El gran colisionador de hadrones (LHC, por sus siglas en inglés) ha comenzado a proporcionar datos para la física por primera vez en 27 meses. Tras una parada técnica de casi dos años y varios meses de puesta en marcha, el LHC, conocido popularmente como la 'máquina del Big Bang', ha empezado este miércoles a proporcionar colisiones para todos sus experimentos a una energía sin precedentes de 13 teraelectronvoltios (TeV), casi el doble de la energía de colisión de su primer ciclo de funcionamiento.

Esto marca el inicio del segundo ciclo de funcionamiento del LHC oRun 2, abriendo el camino a nuevos descubrimientos. El LHC funcionará de forma continua durante los próximos tres años. Doscientos científicos y técnicos de diez centros de investigación españoles participan en los experimentos del LHC.

Las primeras colisiones (el pasado 21 de mayo) se realizaron para poder comprobar los sistemas que protegen al propio acelerador, a los imanes y a los detectores de las partículas que se desvían del haz.

Era clave que los test de seguridad se realizaran al mismo tiempo que los haces de protones circulaban y colisionaban entre ellos, para poder verificar como funcionan en condiciones reales. Los técnicos declararon "haces estables", la señal que marcaba el inicio para comenzar a tomar datos.

Los haces están formados por cadenas de paquetes de protones que viajan casi a la velocidad de la luz alrededor de los 27 kilómetros del anillo del superacelerador. Las cadenas de paquetes circulan en direcciones opuestas, guiadas por potentes imanes superconductores. El LHC se ha llenado con 6 paquetes, cada uno con 100.000 millones de protones. Este número se incrementará progresivamente hasta los 2.808 paquetes por haz, permitiendo producir hasta mil millones de colisiones cada segundo.

En el Run 2 que comienza hoy, los físicos tienen la intención de profundizar en el Modelo Estándar, e incluso encontrar evidencias de nuevos fenómenos físicos más allá de sus límites que podrían explicar misterios con la materia oscura que compone un cuarto del universo, o la aparente predilección de la naturaleza por la materia sobre la antimateria, sin la cual no existiríamos.

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