CÓMO EL DESIERTO DE ATACAMA INFLUYÓ EN LA BÚSQUEDA DE VIDA EN MARTE


A inicios de 2012, un grupo de investigadores de la U. Católica del Norte y el Centro de Astrobiología de España dieron el primer paso para algo que, tres años y medio después, implicaría uno de los descubrimientos más importantes en la búsqueda de vida en otros planetas.

Se trata de un "oasis" de bacterias y restos biológicos en el desierto de Atacama en Chile, organismos que
increíblemente no necesitan de oxígeno ni luz solar para sobrevivir.

Descubiertos a dos metros bajo la superficie, los organismos fueron descubiertos en una capa compuesta por sal y otros minerales no aptos para sostener vida. Sin embargo, en aquella oportunidad Víctor Parro, líder de la investigación del grupo de españoles, fue simple y directo en su argumento: "basta que los minerales atrapen películas de agua de la superficie para que los microorganismos se desarrollen", indicó.

Entre los minerales de Atacama se encontraban la anhidrita y el perclorato, el mismo descubierto por la Nasa en las laderas de Marte.

El experimento, llamado "La colonización microbiana de costras en el núcleo hiperárido del desierto de Atacama: implicaciones para la búsqueda de vida en Marte" es uno de tantos relacionados con la vida en condiciones extremas, y tampoco es la primera vez que se vincula al desierto del norte de Chile con experimentos de la Nasa. Habitualmente, el terreno desértico de Atacama es utilizado para las pruebas con robots que luego serán enviados al planeta rojo, resultando de gran utilidad para verificar si pueden sobrevivir a condiciones extremas.

En cuanto al descubrimiento, su importancia radica en que se trata de sales minerales hidratadas donde necesariamente interviene el agua. Su rastro fue visualizado en los surcos presentes en la superficie de Marte, formados gracias a la actividad reciente del líquido y que pueden medir varios cientos de metros de largo por unos cinco metros de ancho. Son más visibles en las pendientes del planeta durante las estaciones cálidas, desapareciendo al bajar la temperatura.

Los minerales descubiertos, perclorato de magnesio, clorato de magnesio y perclorato de sodio, ya son conocidos para la Nasa: este último fue mencionado en abril de este año, cuando los mismos científicos señalaron que sobre la superficie de Marte se encontraba en abundancia y que como característica, ayuda a bajar el punto de congelamiento del agua, de tal forma que permanece líquida aún con temperaturas muy frías.

Aun es pronto para hablar de vida microorgánica como la vista en Atacama, pero es un gran paso para continuar este tipo de investigaciones. Para ello, dos robots partirán en dirección a Marte entre 2016 y 2018, esperando confirmar lo que sería el descubrimiento más importante en la historia.


Fuente:
LaTercera.com

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