¿ENERGÍA CON EXCREMENTOS?

Un caserío de Oskotz, en el valle de Ultzama, utilizará los excrementos de sus habitantes para abastecerse de energía mediante un sistema preparado para ser autogestionado concuatro caballos y ocho personas que ocuparán la vivienda.

Este proyecto piloto requerirá un gran desembolso en el que se verá incluida la compra del terreno y la construcción de la vivienda.

Los promotores son Meghan Sapp, gerente de la ingeniería Planet Energy, una empresa que diseña y construye Comunidades Energéticas , y su marido.

La idea es que el proyecto esté listo para la próxima primavera y entonces, según afirman en un comunicado, su casa será una "isla energética, sin necesidad de estar conectada a la red", y con gran parte de la energía necesaria para abastecer el complejo generada a partir de los excrementos de sus habitantes.
La pareja sostiene que toda la energía necesaria se generará mediante procesos renovables: la electricidad mediante módulos solares fotovoltáicos ayudados de un minigenerador eólico, y el gas para la calefacción por suelo radiante, el agua caliente sanitaria y las cocinas a partir de residuos fecales que se transformarán en biogás mediante metanización.
El gas necesario para la calefacción por suelo radiante, el agua caliente sanitaria y las cocinas se generará a partir de los residuos fecales de los ocupantes que irán a parar a un depósito, a través del cual, se iniciará el proceso de convertir dichos residuos en biogás mediante metanización.
El sistema está preparado para ser autogestionado con 4 caballos y 8 personas que habitarán la vivienda. Se trata pues de un proyecto piloto con la intención de poder exportarlo al resto del mundo. Según Meghan Sapp, gerente de Planet Energy, “el sistema es de diseño propio y replicable tanto en zonas rurales como en comunidades de vecinos y edificios en las ciudades”.
El proyecto ya está en construcción .El proceso para la puesta en marcha del proyecto ha sido largo. El primer paso fue cerrar un acuerdo con Triodos Bank que ha permitido poner en marcha esta iniciativa con una financiación que asciende a 400.000€ y en la que está incluida tanto la compra del terreno como la construcción de la vivienda y la instalación de todos los sistemas. Con la parte financiera cerrada se adquirió un caserío en Oskotz en pleno valle de Ultzama.
El caserío ha permanecido abandonado durante 60 años por lo que se ha tenido que derribar por seguridad y en su lugar se está levantando una vivienda unifamiliar que contará con una cuadra en la planta baja y la vivienda en la planta superior. 
Para el proyecto Meghan e Iñigo cuentan con el apoyo del estudio de arquitectos 3T2D que se encargan del diseño arquitectónico de la vivienda. También cuentan con la asesoría de sostenibilidad de Kursaal Green que se encarga de la optimización del diseño y materiales del edificio para reducir notablemente su consumo energético, además de buscar alternativas ecológicas y económicas a los sistemas constructivos del proyecto  
 Fuente: EITB.eus

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