LA CLAVE PARA LA CURA DE LAS LESIONES MEDULARES

La proteína CTGF del pez cebra, muy similar a la de los humanos, posibilita que este animal sea capaz de regenerar cualquier lesión medular en solo ocho semanas.

En torno a un millar de españoles sufren cada año una lesión medular, esto es, un daño en las estructuras nerviosas de la médula espinal que provoca la pérdida de la movilidad, de la sensibilidad o del sistema nervioso autónomo. Una condición que comparten cerca de 30.000 personas en nuestro país y para la cual no existe ninguna cura. Y es que a pesar de los notables avances logrados en la medicina, aún a día de hoy no existe ningún tratamiento eficaz para reparar las lesiones medulares. Sin embargo, no ocurre así en la naturaleza. Tal es así que investigadores de la Universidad de Duke en Durham (EE.UU.) han estudiado la capacidad de los peces cebra para regenerar sus lesiones medulares y han aislado una proteína que juega un papel fundamental en el proceso y que, quizás, pueda algún día ayudar a los seres humanos afectados a recuperar su movilidad.

Como explica Kenneth Poss, co-autor de esta investigación publicada en la revista «Science», «esta es una de las hazañas regenerativas más destacables de la naturaleza. Dado el número limitado de terapias efectivas disponibles para reparar los tejidos perdidos, necesitamos dirigir la mirada a animales como el pez cebra para hallar nuevas pistas sobre cómo estimular la regeneración».
Capacidad regenerativa

Cuando un pez cebra sufre una lesión medular grave y, en consecuencia, pierde toda su capacidad de movimiento, se activa un proceso mediante el cual puede regenerar su médula espinal. Concretamente, las células gliales que se encuentran en los márgenes de la lesión son capaces de proyectar extensiones a distancias que cubren 10 veces su propia longitud y tender puentes que cubran el ‘hueco’ dejado en la médula. Posteriormente, las nuevas neuronas utilizarán el puente como armazón para rellenar el hueco y, en solo ocho semanas, el animal tendrá una médula espinal completamente regenerada y funcional, con lo que se habrá curado de su parálisis.

Y exactamente, ¿cómo están programadas las células del pez cebra para llevar a cabo este proceso? Pues para averiguarlo, los autores han estudiado las docenas de genes cuya actividad se ve abruptamente alterada tras una lesión en la médula espinal. Concretamente, siete de estos genes codifican proteínas que son secretadas por las células. Y entre estas proteínas cabe destacar el denominado ‘factor de crecimiento del tejido conjuntivo’ (CTGF), cuyos niveles aumentan de manera desproporcionada en las células gliales que tienden el puente durante las dos semanas posteriores a la lesión.Como indica Mayssa Mokalled, directora de la investigación, «nos sorprendió mucho que el CTGF se expresara solo en una pequeña proporción de las células gliales tras la lesión. Pensamos que estas células gliales y el gen que codifica esta proteína deben jugar un papel importante. Y cuando manipulamos genéticamente el pez para inactivar el gen, perdió la capacidad de regenerarse».
No tan diferentes

Los seres humanos y los peces cebra comparten la mayoría de los genes que codifican proteínas, y el CTGF no es una excepción. De hecho, cerca de un 90% de los aminoácidos que conforman esta proteína son similares en ambas especies. Entonces, ¿qué pasaría si el pez cebra utilizara la versión humana del CTGF en lugar de la suya propia? Pues según los resultados del estudio, la inoculación de la proteína humana en la zona de la lesión medular del animal no solo no impide la regeneración, sino que la acelera: el pez se recobró de su parálisis en solo dos semanas.

Como apunta Kenneth Poss, «el pez pasó de estar paralizado a nadar en el tanque. El efecto de esta proteína es sorprendente. Sin embargo, este CTGF probablemente no sea suficiente por sí sola para que los pacientes puedan regenerar sus médulas espinales. El proceso de curación es mucho más complejo en los mamíferos, en parte por el tejido cicatricial que se forma alrededor de la lesión. Nuestro próximo paso será realizar estudios con mamíferos como los ratones, que pueden tener la clave para ver cuándo se expresa el CTGF y en qué tipos de células».

Es más; los autores también estudiarán el resto de proteínas secretadas por los peces cebras tras la lesión medular para, de esta manera, desvelar todos los secretos de la regeneración de estos animales.

Como concluye Kenneth Poss, «no creo que todas las respuestas se encuentren en el CTGF, pero constituye un buen punto de partida para considerar nuevos enfoques en torno al reto que supone la mejora de la regeneración».

FUENTE: ABC

Comentarios