LOS CULTIVOS PARA PASTOS DAÑAN A LAS ESPECIES MÁS ESPECIALISTAS EN FAVOR DE LAS GENERALISTAS

Los centros comerciales de las distintas ciudades se parecen mucho entre sí. Sea la ciudad que sea, tienen las mismas tiendas. Eso mismo está pasando con la naturaleza. Un estudio muestra que allí donde se produce un uso intensivo de la tierra por parte de los humanos se reduce no solo la cantidad de seres vivos o variedades locales, también se produce una homogeneización de la vida

 Investigadores alemanes han estudiado la biodiversidad de 150 áreas de tres grandes zonas protegidas, dos de ellas reservas de la biosfera de la Unesco. Una se encuentra en el sur de Alemania, la otra en el centro y una tercera en el noreste, ya en la frontera con Polonia, lo que hace que tengan clima, geología y topografía diferentes. En las tres hay grandes zonas dedicadas al pastizal, unas semi naturales y otras cultivadas de forma más o menos intensiva.

Esa variedad les ha permitido estudiar cómo afecta el grado de intensidad en el uso de la tierra a la biodiversidad, análisis que incluyó unas 4.000 especies, desde hongos y bacterias subterráneas hasta aves, pasando por insectos, plantas y pequeños mamíferos. Su objetivo no era tanto medir qué especies se habían perdido en cada área como la reducción de la biodiversidad global.
 
Tal y como publican en la revista Nature, comprobaron dos fenómenos paralelos. Por un lado, las especies especialistas, más dependientes de las características o red trófica local, están en retirada allí donde se produce un uso intensivo de la tierra. Al mismo tiempo, en estas áreas se produce una expansión de especies más generalistas.

"Lo más relevante es que encontramos que la homogeneización de especies está teniendo lugar en todos los paisajes, reduciendo por tanto la diversidad de especies a escala regional o nacional", dice el científico del Instituto Federal de Investigación de Suiza (WSL) y principal autor del estudio, Martin Gossner. "Probablemente sea una consecuencia de la intensificación del uso de la tierra más importante que la simple pérdida de especies", añade.


Esta uniformidad de la vida la comprobaron en 12 grandes grupos de seres vivos. Bajo tierra, fue especialmente significativa en los hongos micorrícicos, simbiontes de las raíces de muchas plantas y que, además de setas, producen grandes beneficios al bosque. Por encima, los grupos más afectados son las especies de plantas de pasto natural, que han cedido su puesto a variedades forrajeras más rentables para alimentar al ganado, y muchos de los insectos que se habían especializado en ellas.

Tres aspectos del cultivo intensivo son, según los investigadores, los que más impacto pueden tener en la biodiversidad de estas regiones. Por un lado, el grado de uso de fertilizantes altera la diversidad microbiana del subsuelo, en general, aumentándola. La apuesta por monocultivos y la frecuencia del pastoreo tienden también a homogeneizar la biota.

Pero el elemento más determinante es la siega. Como explican los autores, "la siega frecuente crea un pasto homogéneo, reduce la floración y las semillas, causando una alta mortalidad de insectos y puede conducir a la compactación del suelo". Todo ello está llevando a la extinción de las especies más raras y únicas al tiempo que favorece la supervivencia de las más generalistas y preparadas para las perturbaciones de su hábitat.

Esta homogeneización de la vida no sólo se está produciendo en las tierras de pasto alemanas. Hace unos años, otro grupo de investigadores comprobó que la rápida conversión de selva amazónica en agricultura provocaba un aumento de la uniformidad entre las bacterias de los distintos suelos. Para los científicos del estudio alemán, un mecanismo para proteger la biodiversidad sería alternar periodos de elevada intensidad en el cultivo como fases de producción más extensiva, una especie de barbecho productivo.

Fuente:El País

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