¿QUÉ ESCONDÍA EL ADN DE "SOLITARIO GEORGE"?

Con la muerte de la tortuga gigante conocida como Solitario George, que superó los 100 años y alcanzó los 75 kilos, desapareció toda una especie, de nombre científico Chelonoidis abingdonii, que vivía en la isla de Pinta en Galápagos (Ecuador). El ADN de este ejemplar ha estado durante años en el punto de mira de la comunidad científica. Siete años después de su fallecimiento, el ADN de Solitario George acaba de desvelar algunas de las claves de su extensa vida.

El secreto está en sus genes, que acaban de ser descifrados por investigadores de la Universidad de Yale (EE.UU.) y la Universidad de Oviedo, quienes han publicado este lunes un artículo en la revista "Nature Ecology & Evolution". El análisis, el primero que desentraña el genoma completo de Solitario George, indica que esta tortuga gigante poseía una serie de variantes asociadas con la regulación del metabolismo y la respuesta inmunitaria relacionadas con la reparación del ADN, su respuesta inmune y la supresión de células cancerígenas, lo que sumado propició que este animal viviera tanto tiempo. Estos factores podrían relacionarse con el enorme tamaño de estas tortugas. Además, también se analizó el genoma de la atolón de Aldabra (Aldabrachelys gigantea), única especie viva de tortuga gigante en el Océano Índico, y que comparte un ancestro común que vivió hace 40 millones de años.

Antes de su muerte, el equipo de Adalgisa ‘Gisella’ Caccone, investigadora del departamento de Ecología y Biología Evolutiva de la Universidad de Yale y autora principal del estudio, empezó en 2010 a secuenciar todo el genoma de George para estudiar la evolución de la población de tortugas en las Galápagos. Carlos López-Otín, de la Universidad de Oviedo, se encargó después de analizar estos datos y los de otras especies de tortugas para buscar variantes genéticas asociadas con la longevidad.

“Anteriormente habíamos descrito nueve características del envejecimiento, y después de estudiar 500 genes basados en esta clasificación, encontramos variantes interesantes que podrían afectar a seis de esas características en tortugas gigantes, abriendo nuevas líneas para la investigación del envejecimiento”, explica López-Otín.

«No pensamos en un secreto de la longevidad de las tortugas gigantes, sino en muchas claves que ocurren juntas», afirma Víctor Quesada, bioquímico de la Universidad de Oviedo y coautor del estudio. Quesada explica que para este trabajo se eligieron 500 genes involucrados en los factores del envejecimiento, con especial atención en la proliferación celular y el daño genético.

En concreto, el estudio resalta que las tortugas gigantes de la especie de George han desarrollado copias adicionales de genes que refuerzan el sistema inmunológico del animal o desactivan otros que le protegen de enfermedades asociadas a la vejez, como la diabetes. Además, encontraron similitudes al comparar el genoma de esta tortuga con el de personas centenarias.

«Siempre tenemos la intención de que, en último término, este conocimiento ayude en las terapias con humanos, aunque no prevemos que se pueda utilizar a corto plazo», advierte Quesada. Sin embargo, es probable que todo este conocimiento se aplique en estudios relacionados con la longevidad animal.

La secuenciación del genoma no solo ha proporcionado información sobre su tamaño y longevidad, sino también sobre la prevalencia de cáncer en estos reptiles. En general, los organismos longevos tienen mayor riesgo de padecer cáncer. Sin embargo, los resultados confirman que, en el caso de estas tortugas gigantes, los supresores de tumores estaban más extendidos que en otros ejemplares de menor tamaño.

Además, los expertos encontraron alteraciones específicas de la tortuga gigante en dos genes cuya sobreexpresión es conocida por contribuir al cáncer. Aunque estos hallazgos podrían apuntar a un mecanismo del cáncer específico de las tortugas gigantes, los tumores son muy raros en las tortugas, por lo que los científicos sugieren que se realicen estudios adicionales para determinar si estas características genómicas están asociadas con el desarrollo del tumor. 

Por otra parte, esta investigación ayudará, según los expertos, a mejorar la comprensión de la biología de la tortuga gigante, pudiendo contribuir a una mejor conservación de otras tortugas gigantes de las islas Galápagos. 

También se ha barajado la posibilidad de resucitar a este ejemplar, por ello los científicos han preservado su ADN, han congelado sus gónadas y se han buscado rasgos genómicos similares hallando genes suyos en 17 quelonios que habitan en un volcán de las Islas Galápago. Híbridos que tienen parte de su genoma problabemente como resultado de apareamientos entre individuos de ambas especies.

Fuentes: La Vanguardia, ABC

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