DOS FÁRMACOS TRANSFORMAN CÉLULAS CANCERÍGENAS EN GRASA INOFENSIVA

Investigadores suizos demuestran en ratones una estrategia que frena la metástasis e impide que los tumores de mama se expandan a otros órganos. El estudio de la Universidad de Basilea (Suiza) ha demostrado que la combinación de dos fármacos, el antitumoral Trametinib y el antidiabético Rosiglitazone, transforma las células de cáncer de mama en ratones en células de grasa inofensivas.

La investigación, publicada el 14 de enero en la revista Cancer Cell, es una prueba de concepto, es decir, es una demostración preliminar de que se puede dar marcha atrás al proceso de evolución del cáncer. Los medicamentos también detuvieron el crecimiento de tumores primarios en los ratones e impidieron que los tumores hicieran metástasis en los cuerpos de los roedores - la metástasis causa el 90% de las muertes por cáncer.
"Las células de cáncer de mama que se sometieron a una transición epitelial-mesenquimal (EMT) no solo se diferenciaron en células de grasa, sino que también dejaron de proliferar por completo", explica el primer autor Gerhard Christofori, profesor de bioquímica en la universidad de la capital suiza. "Podemos decir a partir de experimentos de cultivo a largo plazo, las células cancerosas convertidas en células grasas se mantienen como células grasas y no vuelven a convertirse en células de cáncer de mama", añade.

Está demostrado que las células de cáncer de mama desarrollan metástasis incluso antes de que se forme el tumor. Los estudios que lo demuestran fueron publicados en la revista Nature, y explican que las células del cáncer de mama albergan mutaciones que les permiten migrar incluso antes de que se desarrolle el tumor primario e invadir otros órganos, en los que pueden permanecer en un estado de latencia durante largos periodos de tiempo para, finalmente, despertar y proliferar para dar lugar a un tumor agresivo y, en muchos casos, mortal. 
Los hallazgos pueden ayudar al desarrollo de nuevas terapias potenciales para prevenir las metástasis.

La clave del estudio de la Universidad de Basilea ha sido atacar al cáncer en el momento en el que las células del tumor realizan la transición epitelial-mesenquimal. Esta metamorfosis es fundamental para el desarrollo de un embrión y la formación de los diferentes órganos y tejidos de un cuerpo sano. También juega un papel en la proliferación tumoral, ya que ayuda a que células tumorales epiteliales que están fijadas a un tejido se transformen en mesenquimales, lo que les permite despegarse y moverse por el flujo sanguíneo, así se convierten en las encargadas de diseminar el cáncer a otros órganos.

El estudio muestra cómo la combinación de los dos fármacos frena la proliferación del tumor de mama original y también la metástasis. Según el trabajo, esto es porque los fármacos interfieren en la transición transformando células cancerosas en adipocitos.

Durante la investigación, los científicos apuntaron a un puñado de células cancerosas agresivas que habían abandonado el tumor primario e invadieron el tejido circundante. Estas células, que muy probablemente se habían sometido a una EMT, se convirtieron en células grasas, mientras que las células cancerígenas restantes dentro del tumor ya no podían proliferar sin control.

Los investigadores manejan la hipótesis de que podrían obligar a una masa crítica de células cancerosas a cambiar a células grasas y así suprimir la capacidad de un tumor para combatir la quimioterapia convencional.

“Por definición, las células de grasa (adipocitos) no pueden multiplicarse para generar descendencia, por lo que tras la transformación el tumor no puede crecer”, explica Dana Ronen, investigadora de la Universidad de Basilea y coautora del estudio. “La transformación en grasa solo afecta a las células más externas del tumor, que son las responsables de expandir el tumor y causar metástasis, por lo que no debería tener un efecto negativo en la salud ni hemos observado cambios en el peso de los animales. El resto de células del tumor primario se vuelven más diferenciadas, con lo que posiblemente se vuelvan más vulnerables a otros tratamientos como la terapia hormonal”, resalta.

Ahora, el equipo quiere estudiar si esta misma estrategia funciona con otros tumores y si también puede ayudar a animales que ya han generado metástasis.

El director de la unidad de cáncer de mama del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), Miguel Ángel Quintela, explica que “Se trata de resultados muy preliminares, pero son importantes porque representan una nueva vía terapéutica novedosa”; también comenta que “Lo lógico es seguir investigando. Hay una buena base para llevarlo a humanos porque solo hacen falta dos fármacos ya aprobados para otros usos, ambos con baja toxicidad”.

El único problema, añade Ronen, es que “Uno de los fármacos que hemos empleado, Trametinib, es muy caro, por lo que esperamos que este trabajo despierte el interés de alguna de las compañías farmacéuticas que lo fabrican para que puedan financiar su estudio en este tipo de combinación”.

Fuentes: elPeriódico, El País, SESPM

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