¡CUIDADO CON EL ABUSO DE BEBIDAS AZUCARADAS!

El abuso de las bebidas azucaradas, que contienen azúcar en forma de alta fructosa de jarabe de maíz  o sacarosa, supone un aumento de peso y el desarrollo de diabetes tipo 2 y problemas de corazón. Así lo afirma un nuevo estudio publicado en el Journal of the American College of Cardiology que aborda además el papel que juega la fructosa (principal azúcar que se encuentra de forma natural en la miel y la fruta) en el desarrollo de estas enfermedades.

Pese a que el consumo de estas bebidas ha disminuido moderadamente en la última década, continúa siendo la principal fuente de ingesta de azúcares añadidos en la dieta estadounidense. De hecho, la mitad de la población de Estados Unidos consume este tipo de bebidas cada día.

"Esto es especialmente preocupante dado que la investigación muestra que el consumo de una o más bebidas azucaradas al día se ha relacionado con un mayor aumento de peso y la obesidad en los numerosos estudios publicados", apunta Frank Hu, profesor de Nutrición y Epidemiología e investigador principal del estudio . "El consumo regular de bebidas azucaradas puede provocar un aumento de peso debido a que las calorías líquidas no llenan, y así la gente no reduce su ingesta de alimentos en las comidas posteriores".

UN 35% MÁS DE ATAQUES AL CORAZÓN

El estudio revela que el consumo de una o dos de estas bebidas al día se relaciona con un 26% más de riesgo de desarrollar diabetes de tipo 2, un 35% más de sufrir un ataque al corazón o una grave enfermedad cardiaca y un 16% de padecer un accidente cerebrovascular.

Los investigadores examinaron también cómo la fructosa se metaboliza en el cuerpo y su relación con el aumento de peso y el desarrollo de enfermedades metabólicas y cardiovasculares. “Parte del problema–señala Hu– es cómo la fructosa se comporta en el cuerpo”. La glucosa, otro componente del azúcar, se absorbe fácilmente en el transcurso gastrointestinal del torrente sanguíneo donde es transportado a través de la acción de la insulina en las células del cuerpo para ser utilizado como combustible.

“La fructosa–continúa el profesor– se metaboliza en el hígado donde se puede convertir en compuestos grasos llamados triglicéridos, que pueden conducir a la enfermedad de hígado graso y resistencia a la insulina, un factor de riesgo clave para desarrollar diabetes y la enfermedad cardiovascular. El consumo excesivo de fructosa también puede conducir a un exceso de ácido úrico en la sangre, que se asocia con un mayor riesgo de gota, una artritis inflamatoria dolorosa”.

El equipo de investigación señala que, dado que la fructosa y la glucosa viajan normalmente juntas en las bebidas azucaradas y los alimentos, es importante reducir la cantidad total de azúcares añadidos, sobre todo en forma de las primeramente dichas. Como alternativas a estas, destacan el agua, el café y el té.

Hu indica que, a pesar de que sea necesaria más investigación para explorar los efectos de estos azúcares en la salud, ya hay pruebas suficientes para adoptar medidas que reduzcan el consumo de bebidas azucaradas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Comité de los EE.UU. de Guías Alimentarias de 2015 recomiendan que los azúcares añadidos deben constituir no más del 10% del total de calorías consumidas.

Fuente: ABC

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