HALLADA EN GIBRALTAR LA SEGUNDA HUELLA NEANDERTAL DEL MUNDO

Cuándo y por qué desaparecieron los neandertales de Europa es una de las grandes polémicas que dividen a los expertos en evolución humana. Aunque la fecha más aceptada para la extinción se sitúa hace unos 40.000 años, algunos investigadores creen que el sur peninsular, un lugar con un clima agradable sin los efectos de la glaciación y con numerosos recursos vitales, pudo suponer un refugio para este especie humana durante algunos miles de años más. 

En 2006, un grupo internacional de científicos, españoles en su mayoría, daba a conocer en la revista «Nature» el hallazgo de industria musteriense, el estilo «de fábrica» de los neandertales, en la cueva Gorham, en Gibraltar, de 24.000 años de antigüedad. Una fecha extraordinaria. No todo el mundo estuvo de acuerdo y la investigación fue objeto de un gran debate, pero un nuevo hallazgo insiste en reforzar la hipótesis de que se quedaron más tiempo del que se creía.

Investigadores de las universidades de Huelva y Sevilla, junto a equipos de paleontología de otros cuatro países, han encontrado en una antigua cantera de arena en la zona de Levante del Peñón la huella de un joven neandertal que vivió en la zona hace 29.000 años. Se trata de la segunda dejada sobre el terreno por estos homínidos descubierta en el mundo después de que el pasado año se informara sobre la primera en la cueva Vartop en Rumanía. Además de esta pisada humana, los investigadores hallaron en las cuevas de la zona, declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2016, otras de fauna salvaje, como elefantes, leopardos, ciervos, linces y cabras que entonces poblaban la zona.
Huellas de elefante y de ciervo hallada sobre el terreno
Pero, ¿por qué saben los científicos que esa huella es de un neandertal y no de un Homo sapiens, la especie a la que todos pertenecemos? Según Fernando Muñiz, profesor de Cristalografía, Mineralogía y Química Agrícola de la Universidad de Sevilla y autor principal del artículo, existen varias razones. Para empezar, «las herramientas líticas de esa antigüedad halladas en Gibraltar corresponden con la actividad neandertal y no hay rastro de los sapiens hasta hace 23.000 años», indica.

Además, las características de la huella coinciden con la morfología del pie de esos homínidos, distinguida por una distintiva separación entre el dedo gordo y el siguiente. La huella mide 17 cm de largo, tiene una anchura máxima de 7 cm y una profundidad media de más de 2 cm. Apareció en una roca poco consistente (la cantera abandonada sufre frecuentes desplomes de sedimentos) y fue marcada por un adolescente que apenas medía 1,30 metros. Si era macho o hembra, es imposible saberlo.

Los autores del descubrimiento reconocen que sus conclusiones van a ser objeto de polémica. Las evidencias halladas en Gibraltar demuestran una ocupación muy tardía de esta zona por los neandertales, pero no todos los investigadores están dispuestos a contemplarlo. "Defienden los 40.000 años como fecha de la extinción como si fuera religión", señala Joaquín Rodríguez Vidal, catedrático de la Universidad de Huelva y director del trabajo, quien cree que eso es aplicable a la cornisa cantábrica y el norte de Europa, pero no al Mediterráneo. A su juicio, el refugio climático desde Lisboa hasta Murcia y Alicante pudo acoger a los neandertales durante más tiempo.

Rodríguez Vidal tampoco cree que la presión por la llegada de los humanos modernos fuera el motor de la extinción de los neandertales. «La ecología nos muestra que en los bosques pueden vivir distintos tipos de primates, cada cual en sus árboles y con sus costumbres, y aquí pudo ocurrir algo parecido», señala.

Los investigadores no encontraron más huellas de homínidos, pero no descartan su existencia. Como explica Clive Finlayson, director del Museo de Gibraltar, en un comunicado, «los descubrimientos actuales son la punta del iceberg. Los depósitos de las dunas donde se ha hallado son enormes, abarcan desde el nivel del mar hasta 300 metros, por lo que el potencial es emocionante. Esos nuevos hallazgos podrían arrojar una nueva luz sobre las grandes incógnitas que rodean a nuestros parientes inteligentes, que enterraban a sus muertos e incluso hicieron arte rupestre, desaparecidos para siempre.

Fuente: ABC

Comentarios