La introducción del antígeno de superficie de la hepatitis B en alimentos genéticamente modificados puede ser una alterativa eficaz a la vacunación para prevenir esta infección, según un estudio realizado con patatas por especialistas de los departamentos de Inmunología y Oncología del Instituto Oncológico Roswell Park, de Búfalo, en Nueva York (Estados Unidos), que se publica hoy en la edición electrónica de The Proceedings of the National Academy of Sciences. Los investigadores, coordinados por Yasmin Thanavala, emplearon patatas genéticamente modificadas para portar el gen antígeno de superficie de la hepatitis B. Tras clonar y cultivar estas patatas, fueron consumidas por 42 voluntarios sanos previamente vacunados frente a la infección.
Inmunidad
Según los resultados, el 60 por ciento de los participantes mostraron signos de inmunidad frente al virus de la hepatitis B tras ingerir pequeños trozos de patata cruda transgénica. Los títulos de anticuerpos contra el antiantígeno de superficie aumentaron en 10 de los 16 voluntarios que consumieron tres dosis de patatas y en 9 de los 17 que comieron dos dosis, mientras que no se registraron aumentos en los que no habían consumido las patatas transgénicas. 'El uso de los alimentos para la administración de la vacuna puede ser una alternativa viable e incluso más eficaz que la vacuna convencional, especialmente en los países en vías de desarrollo, en los que el almacenamiento de la vacuna a través de alimentos sería mucho más fácil', apunta Thanavala.
Asimismo, ha señalado que este tipo de vacuna resulta mucho más económica y fácil de conservar, por lo que puede ser una excelente herramienta para desarrollar programas de inmunización global. 'De momento -ha añadido-, la vacunación global es casi imposible de alcanzar debido a que muchos países no pueden permitirse pagar el coste de la vacuna y no cuentan con infraestructura para mantenerla refrigerada'.
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