LA CONDUCTA DE LAS HORMIGAS ANTE UNA EPIDEMIA

Los resultados de la investigación realizada entre el Instituto de Ciencia y Tecnología de Austria (IST Austria) y la Universidad de Lausana (Suiza) señalan que las hormigas, tanto infectadas como sanas, cambian su comportamiento para evitar la propagación del contagio. Además, utilizan la situación de peligro y la reconvierten a su favor, reforzando el sistema inmunológico grupal, a modo de "vacuna".

Las hormigas no interactúan de forma aleatoria con otros miembros de la colonia, sino que se organizan en subgrupos según su edad y las tareas que realizan. Mientras que las hormigas obreras jóvenes, las llamadas enfermeras, cuidan de las valiosas crías, las trabajadoras mayores recolectan comida fuera del nido. Cuando la enfermedad aparece, estos dos subgrupos limitan su contacto al mínimo posible: las trabajadoras, que tienen más probabilidad de traer infecciones por su contacto con el exterior, pasan más tiempo fuera; y las enfermeras, que poseen una esperanza de vida mayor, permanecen en el interior.

Laurent Keller, líder del grupo de la Universidad de Lausana, confirma tras el experimento que los subgrupos entre las hormigas se vuelven más fuertes y el contacto entre ellos se reduce. De este modo, las recolectoras interactúan más con las recolectoras y las enfermeras más con las enfermeras. La científica concluye: "Esta es una respuesta por toda la colonia, no solo los especímenes infectados".

Este experimento consistió en la colocación de marcadores digitales en 2.266 hormigas de jardín, con el fin de seguir la trayectoria de los insectos con la ayuda de cámaras de infrarrojos. Después, los científicos expusieron el 10% de las hormigas recolectoras a las esporas de hongos que se propagan muy fácilmente por el contacto. Las colonias identificaron el peligro rápidamente y cambiaron sus rutinas, desarrollando un plan de contingencia de la enfermedad. Además, los investigadores utilizaron un sistema de etiquetado que podía cuantificar exactamente cuántas esporas llevaba cada hormiga, para controlar la infección. Así fue como observaron que solo unos pocos individuos recibieron una dosis alta de patógenos, pero que especímenes clave, incluida la reina, recibieron dosis bajas que no reproducen la enfermedad, pero que sí entrenan al sistema inmunológico ante futuras infecciones parecidas. De este modo,  las enfermeras, con un porcentaje mayor de supervivencia y más jóvenes y fuertes, y la reina, la única que se reproduce, recibieron las dosis bajas, en forma de «vacuna».

Los investigadores también llevaron a cabo un experimento para ver la supervivencia 24 horas después de la infección. Los resultados fueron los esperados, ya que la mortalidad fue mayor entre las recolectoras que entre las enfermeras y todas las reinas seguían vivas al final del experimento. Keller afirma que en una colonia no todos los animales tienen que ser protegidos, solo aquellos individuos más valiosos deben sobrevivir.

Fuente: ABC

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