Los investigadores han analizado que hay unos 5713 lípidos, tanto moléculas grasas como sus derivados, en muestras de tejido cerebral, renal y muscular. estas moléculas son responsable de una gran cantidad de funciones de todas las células y forman un componente fundamental de la membrana celular.
Estas moléculas revisten especial importancia en el cerebro, ya que permite el impulso eléctrico entre neuronas. Pero hasta el estudio del que hablamos, se ignoraba si los lípidos del cerebro humano diferían de los lípidos de otros mamíferos.
Este estudio descubrió que las concentraciones de lípidos hallados en nuestro tejido cerebral eran singulares, sobre todo en la neocorteza.
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Según explica Kasia Bozek del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva dichos investigadores esperaban encontrar aproximadamente el mismo números de lípidos específicos tanto en el humano como en el de su antepasado los simios. De echo en el cerebelo, una parte primitiva del cerebro, han observado que los cambios lipídicos de los humanos y los chimpancés eran equiparables. La neocorteza humana ha acumulado muchos más cambios lipídicos que la corteza cerebral desde la escisión del antepasado común.
Esto permite saber que los tipos y cantidades de lípidos en áreas cerebrales claves estaban variando y mutando rápidamente y que este desarrollo fue fundamental para nuestras capacidades complejas.
Una enzima codificada por un solo gen puede regular la síntesis de muchos lípidos diferentes. Todd Preuss, que es un neurocientífico de la Univerdidad de Emory
afirma, que los lípidos que han desempeñado un papel fundamental en la evolución de la inteligencia humana es la punta de un enorme iceberg.
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