Hasta no hace mucho, se tenía la idea preconcebida de que el agua era una muy buena conductora eléctrica; sin embargo esto no es aplicable al agua pura, solo al agua del grifo, ya que lo que le da estos beneficios son las sales que están disueltas en el agua que estamos acostumbrados a beber. Por el contrario, el agua pura se considera un maravilloso aislante debido a que, al ser moléculas de H₂O unidas a través de enlaces por puentes de hidrógeno, los electrones más externos están unidos a los especificados, así que los electrones de la electricidad no pueden fluir por este líquido.
El problema que tiene el agua pura se soluciona aplicándole presión a esta hasta que la última capa de los electrones se superpone a otra más interna por la que sí pueda fluir la electricidad.
En este caso, se ha conseguido aplicándole la misma presión que tienen algunos astros en su núcleo interno, tales como Neptuno o Júpiter, para ser exactos de 48 Mbars, hasta ahora inconcebible en la superficie de nuestro plantea, la Tierra.
Los investigadores y científicos que trabajaron en este proyecto lo han hecho capaz gracias a una aleación de dos metales alcalinos, como es la de sodio-potasio (Na-K), ya que ambos solo tienen un electrón en su última capa de valencia y tienden a perderlo para hacerse más estables. Cuando aplicaron al agua mezclada con la aleación antes mencionada la presión necesaria, se formó una capa externa de 0,000003 pulgadas (0,1 micrómetros).
La aleación pura de sodio-potasio, que estaba inicialmente en una cámara de vacío, tiene un color grisáceo y bastante oscuro; mientras que al tocar este líquido adquiere un color bastante curioso: dorado y brillante. Esto es debido a la reacción de los metales alcalinos con el agua pura.
Esto es el comienzo de una nueva era, solo el tiempo sabe lo que nos deparará el futuro dentro de este nuevo campo descubierto en nuestros días.
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