COCHINILLA ESPACIAL


Los seis astronautas que pasaron en septiembre seis jornadas de entrenamiento en un sistema de cuevas en la isla de Cerdeña, Italia, para simular condiciones espaciales regresaron con una nueva especie como acompañante. Un tipo especial de cochinilla que los análisis moleculares han confirmado como nueva especie.
Los astronautas no solo se preparan bajo Tierra para aprender a trabajar en condiciones extremas. También llevaron a cabo un intenso programa de investigación científica que incluía disciplinas como la meteorología, la topografía, la geología o la catalogación de vida subterránea. Fue así como, tras una ardua 'persecución', lograron hallar esta nueva especie.
El crustáceo, de apenas ocho milímetros pertenece a la especie Alpioniscus. Pertenece al suborden de los isótopos terrestres, comúnmente conocidos como cochinillas, que son los únicos crustáceos adaptados completamente a la vida fuera del agua.

Sin embargo, el hallazgo también ha arrojado un sorprendente descubrimiento sobre la especie. "Se pensaba que las únicas cochinillas acuáticas conocidas eran las formas primitivas a partir de las que habían evolucionado las cochinillas terrestres. Ahora está claro que estos animales han evolucionado para volver a vivir en el agua", explica el especialista en isópodos Stefano Taiti.
En la exploración del terreno para la preparación de la misión el equipo ya observó "un pequeño charco en el que habitaban unos crustáceos muy interesantes", explicó explica Loredana Bessone, diseñadora del curso de entrenamiento y responsable del proyecto.
A partir de ese momento los astronautas se lanzaron a la busca y captura de nuevas formas de vida. Prepararon cebos en toda la cueva además de un menú especial que los atrajera, a base de hígado y queso podrido.
Tras tres o cuatro días, los astronautas recogieron varios especímenes de las especies menos comunes y los preservaron en alcohol para su estudio en la superficie. El último día de misión regresaron al charco y se toparon con este diminuto animal.
"Esto demuestra que CAVES ofrece un programa científico realmente interesante, a la vez que cumple su principal objetivo: entrenar a equipos de astronautas en un entorno análogo al espacio sin salir de la Tierra", concluye Bessone.

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