El gen que ha sido objeto del estudio pertenece a una familia de amplias propiedades, los HMG (grupo de elevada movilidad). Ya en el nombre indica que tiene una relación con el crecimiento celular, cuyo descontrol es la causa de los cánceres.
"Este regulador maestro está normalmente desactivado en las células adultas", ha dicho Linda Resar, investigadora de la Johns Hopkins. "En cambio, está muy activa en el desarrollo embrionario y en las fases agresivas de todos los tumores que se han estudiado". "Nuestro trabajo muestra por primera vez que desactivando este gen en células de una forma agresiva de cáncer cambia extraordinariamente su apariencia y su comportamiento", ha añadido.
El trabajo, realizado en cultivos celulares, puede ser de gran interés en casos para los que no hay tratamiento. Por ejemplo, en el estudio se utilizaron las células llamadas triple negativas, porque no tienen ninguno de los genes o receptores que caracterizan las formas más habituales de cáncer de mama. Esta falta de señales, como el gen HER2, hacen que sean más difíciles de abordar. Después de alterar las células para inhibir el HMG1 se implantaron en ratones, y se vio que no se propagaban. En cambio, los cultivos no manipulados causaban metástasis.
El siguiente paso, ha dicho Resar, es obvio: intentar desarrollar un tratamiento basado en este principio. Algo que, si funciona, puede llevar hasta una década.
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