TRASPLANTES PARA PODER ANDAR


En 2010, a Darek Fidyka le asestaron una puñalada que le dejó paralizado de pecho para abajo. La hoja le había cortado parte de la médula espinal. Cuatro años después, Fidyka ha logrado volver a caminar con ayuda de un andador y ha comenzado a sentir parte de sus sistema digestivo y su aparato sexual tras recibir un trasplante con células olfativas extraídas de su propio cerebro.


La operación a la que se sometió Fidyka no es sencilla. Se basa en el uso de células extraídas de la glía envolvente del bulbo olfativo, las que nos ayudan a tener sentido del olfato y que se encuentran en dos bulbos del cerebro situados encima de la nariz. A finales de los años noventa se comenzaron a publicar los primeros estudios en animales que apuntaban a que un autotrasplante con estas células podía reparar lesiones medulares. Científicos españoles fueron pioneros en algunos de estos estudios. Pero replicar el hallazgo en humanos no fue tarea fácil y hasta ahora ha llevado al descrédito a mas de uno, pues no lograban demostrar que funcionasen.

 En este sentido, la publicación del caso de Fidyka aporta fiabilidad científica y esperanza hacia la posibilidad de que estos trasplantes puedan usarse en un futuro como terapia, pero también podría originar un nuevo boom de terapias falsas y sin pruebas en países como China, Rusia, Portugal o Alemania, advierten los expertos.


Realizado por: Clara López Caillas

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