ENFERMEDADES MENTALES REDUCEN CONSIDERABLEMENTE LA ESPERANZA DE VIDA

Los científicos han demostrado que los trastornos mentales pueden reducir la esperanza de vida de 10 a 20 años, siendo superior a la muerte prematura que causa el consumo excesivo de tabaco.
La ciencia ya sabe que fumar es una de las principales causas de cáncer y enfermedades del corazón que pueden resultar fatales para el paciente, pero cuando se trata de una enfermedad mental no está muy claro cómo puede causar la muerte prematura.
Según el estudio, los investigadores analizaron datos de más de 1,7 millones de pacientes, procedentes principalmente de países con alta tasa de mortalidad: más de 250.000 muertes anuales.

“Hemos encontrado que muchos de los diagnósticos de salud mental se asocian con una disminución de la esperanza de vida tan grave como fumar 20 o más cigarrillos al día”, explica la doctora del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Oxford en el Reino Unido.
El estudio muestra que las personas con trastorno bipolar tienen una reducción media de la esperanza de vida de entre 9 y 20 años, y entre 10 y 20 años para las personas que sufren de esquizofrenia. Además, la gente con depresión recurrente tiene una reducción media de la esperanza de vida de entre 7 y 11 años.
“Hoy estoy algo depresivo”: todos nos hemos sentido así. Ningún problema, si pasa rápido. No así en el caso de depresiones crónicas. Y estas siguen siendo un tema tabú.
Aun cuando mucha gente no lo quiera creer, la depresión es una seria enfermedad que debe ser tratada. Ciento veinte millones de personas sufren en el mundo de depresión.
Una plomiza resistencia contra toda acción y pensamiento y la falta general de impulsos interiores son algunos de los signos de una depresión. A menudo se agregan insomnio, falta de apetito, pérdida de peso, desesperación, tendencia a sentimientos de culpa y hasta ideas de suicidio.
“Todos esos síntomas, o al menos dos, deben estar presentes ininterrumpidamente cuatro, cinco o seis semanas. En ese caso hablamos de depresión”, explica el profesor Dr. Ulrich Hegerl, presidente del directorio de la Asociación Alemana contra la Depresión (AAD).
A menudo, efectivamente, no solo sufre el afectado: también la vida de sus familiares se transforma. Estos también necesitan apoyo y ayuda. Las personas depresivas no experimentan muchas veces ni alegría ni tristeza, sufren de “sentida insensibilidad”. Los pacientes son tratados por psicoterapeutas y psicólogos. También son empleados medicamentos, como diversos antidepresivos.
La familia debe ser incluida en el tratamiento, pues el entorno familiar y personal es importante para identificar posibles causas. A menudo existen indicios de una cierta predisposición, sobre todo en el caso de depresiones bipolares (maníaco-depresivas) o recurrentes. Eso solo puede ser determinado, sin embargo, si ayudan familiares o amigos. Esos deben primero aprender a confrontarse con la difícil situación. Muchas familias se desintegran antes.
Las personas depresivas siguen siendo estigmatizadas, el tema es tabú. Por eso, muchos afectados no se animan a confiarse a alguien. Ello hace difícil realizar un diagnóstico temprano. Cuanto antes pueda el médico determinar de qué sufre el paciente, más rápido puede ayudar. Menos del 50 por ciento de los afectados son realmente tratados, de estos, a lo sumo la mitad son tratados suficientemente.
Los científicos advierten que las personas con trastornos mentales se encuentran entre los grupos más vulnerables de la sociedad y por lo tanto es muy importante poner más énfasis en la salud mental.

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