LAS GOTAS DE ALCOHOL SE DESPLAZAN A CUALQUIER SITIO DESEADO

El equipo de Jitka Cejkova, Matej Novak, Frantisek Stepanek y Martin M. Hanczyc ha conseguido que gotitas de alcohol en agua puedan desplazarse por los canales de laberintos complejos. Hasta llegar a la meta.

El sistema que se ha seguido para el experimento es en sí es muy simple, pero permite que gotas de ciertos líquidos exhiban una conducta sofisticada. Las gotas de alcohol se ponen en movimiento al detectar sal en su entorno.

En el futuro, esas gotas en movimiento podrían tener múltiples aplicaciones desde llevar medicamentos a puntos muy específicos como permitir aplicaciones prácticas de gran precisión.



Este espectacular  experimento es obra de científicos de la Universidad del Sur de Dinamarca, el Laboratorio de Robótica Química del Instituto de Tecnología Química en Praga, República Checa, y la Universidad de Trento en Italia.

Poder moverse por uno mismo, o sea tener movimiento propio, es una característica que normalmente solo vemos en organismos vivos o máquinas automatizadas. Pero también puede haber objetos simples con movimiento propio, si se dan las condiciones químicas y fenómenos físicos adecuados

Una buena demostración de ello es el citado experimento, en el que se ha logrado que gotas de alcohol se muevan como si fuesen seres vivos nadando hacia un punto de su interés.

Las gotas de alcohol son simples esferas de líquido, y normalmente no se las considera capaces de hacer algo por sí solas. Las gotas pueden ser guiadas de manera indirecta hasta ciertos objetivos, y por tanto ser usadas como tecnología para mover físicamente alguna sustancia hasta el lugar deseado.

Gota rosada, el alcohol.
Por ejemplo, la gota puede servir como lubricante, viajando hasta un área que necesita lubricación y actuando justo allí. O puede servir como portadora de un fármaco u otra sustancia y ser capaz de encontrar el punto de destino y liberar allí su contenido.


La clave para conseguir que las gotas de alcohol se desplacen hacia un destino se basa en el hecho de que el alcohol es atraído por la sal.

La sal es el estímulo que las hace moverse. Las concentraciones de sal más potentes, colocadas en los puntos y momentos adecuados, permiten guiar de manera indirecta a la gota, con la suficiente precisión como para que circule con éxito por un laberinto de canales de agua.

La misma gota puede migrar hacia sales en diferentes posiciones añadidas de forma secuencial. Además, la gota puede "distinguir" fuentes de sal de diferente concentración.

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