El hielo es el agua congelada. Es uno de los tres estados naturales del agua. La forma más fácil de reconocerlo es por su temperatura, y por su color blanco níveo ; sin embargo muchas veces se dice que el hielo es transparente, pero no es así.
El hielo es traslúcido. Esto quiere decir que los fotones de luz no atraviesan el material de forma directa, ya que interaccionan y chocan con los átomos que están presentes en el hielo.
Esto sucede porque la distancia entre algunos átomos en la
estructura molecular del hielo es del orden de la longitud de onda de la luz
que la atraviesa, y por eso ve modificada su trayectoria.
El caso es el mismo
que si chutamos una pelota de fútbol en un campo en el que hay postes
distribuidos de forma equidistante. Si el espacio entre los postes es mucho más grande que el
tamaño de la pelota, es muy fácil que esta atraviese el campo sin chocar con
ninguno; pero cuando la distancia se reduce significativamente, aumenta la
probabilidad de que la pelota impacte en alguno.
Por otro lado, debemos tener en cuenta que el agua de los manantiales
o la que sale de nuestros grifos de casa no es pura, ya que contiene partículas en suspensión y sales
minerales en disolución. Estas impurezas también interfieren en el paso de la
luz, lo que da al hielo un aspecto poco diáfano.
Si queremos conseguir que el hielo sea
lo más transparente posible, hay que usar agua destilada.
Bloque natural de hielo de unas cuatro toneladas en una playa islandesa |
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