AEGIROCASSIS, UN GIGANTESCO CRUSTÁCEO PREHISTÓRICO

Marruecos ha sido el escenario del hallazgo de nuevos fósiles de una criatura marina prehistórica de hace 450 millones de años que ha revelado nuevos detalles sobre la evolución de los antepasados de los crustáceos, los insectos y los artrópodos modernos. El descubrimiento, realizado por un equipo de investigadores de las universidades de Oxford (Reino Unido) y Yale (EE.UU.) ha sido publicado en la revista Nature.
Esta nueva especie, bautizada como Aegirocassis benmoulae por su descubridor, Mohamed Ben Moula, vivió hace unos 480 millones de años durante el período Ordovícico en el sureste de Marruecos y sorprendentemente se trata de un fósil perfectamente conservado en tres dimensiones.

Según los paleontólogos, este ejemplar, que pertenece a la familia de los anomalocarídidos (gamba extraña) alcanzó un tamaño de más de 2 metros de longitud pero, a pesar de su tamaño se alimentaba exclusivamente filtrando plancton, revelando que en esta forma de vida no solo había depredadores. “Este descubrimiento muestra que durante el Ordovícico los ecosistemas acuáticos planctónicos estaban ya desarrollados y eran complejos, ya que podían alimentar a un animal tan grande, en contraste con el periodo anterior del Cámbrico”, comenta Peter Van Roy, coautor del estudio.

Gracias a este hallazgo, los paleontólogos están de acuerdo en que se trata del Animalocaris más grande y posiblemente al último de su especie. En la cabeza cuenta dos apéndices espinosos que utilizaban para agarrar a sus presas y una boca de forma circular rodeada de placas dentadas. Además, presenta dos juegos dos juegos de aletas en el cuerpo y no uno como se creía hasta ahora.

De otro lado, el estudio de los fósiles ha revelado unas estructuras filamentosas en la parte posterior del animal que los expertos creen que servían para la respiración: “hemos demostrado que el conjunto superior equivale a las extremidades posteriores de los artrópodos, mientras que el conjunto inferior corresponde a unas patas modificadas y adaptadas a la natación. Esto resuelve un aspecto previamente problemático de la anatomía de los anomalocáridos, porque demuestra que las extremidades de dos bifurcaciones de los artrópodos modernos surgió a través de la fusión de estas dos estructuras, confirmando a su vez que los anomalocáridos representan una etapa muy temprana en la evolución de los artrópodos”, concluye Van Roy.

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