LA QUÍMICA DE LAS FUMAROLAS HIDROTERMALES PUEDE EXPLICAR EL ORIGEN DE LA VIDA


Según una nueva investigación, las fumarolas del fondo marino pudieron producir espontáneamente las moléculas orgánicas necesarias para la vida,
 

El estudio muestra cómo las superficies de las partículas minerales dentro de las fumarolas hidrotermales tienen propiedades químicas similares a las de las enzimas, las moléculas biológicas que gobiernan las reacciones químicas en los seres vivos. Esto significa que las fumarolas hidrotermales son capaces de crear moléculas simples basadas en el carbono, como el metanol y el ácido fórmico, a partir de dióxido de carbono (CO2) disuelto en el agua.
El equipo combinó experimentos de laboratorio con simulaciones por supercomputadora para investigar las condiciones bajo las cuales las partículas minerales catalizarían la conversión del CO2 en moléculas orgánicas. 

Los resultados indican que las superficies y las estructuras cristalinas dentro de estas fumarolas hidrotermales actúan como catalizadores, promoviendo cambios químicos en el material que se deposita en ellas, comportándose de forma muy parecida a como lo hacen las enzimas en los organismos vivos, rompiendo los enlaces entre los átomos de carbono y oxígeno. Esto los lleva a combinarse con el agua para producir ácido fórmico, ácido acético, metanol y ácido pirúvico. Una vez se forman sustancias orgánicas simples como estas, se abre la puerta a una química orgánica más compleja, lo que llevó hasta las moléculas autorreplicantes, y, finalmente, a la aparición de las primeras formas de vida celular.

Esta la prueba de que se pueden sintetizar moléculas orgánicas simples en la naturaleza sin que estén presentes organismos vivos. También confirma que las fumarolas hidrotermales son un escenario plausible para al menos una parte de este proceso. 

El estudio podría asimismo tener aplicaciones industriales prácticas, ya que proporciona un método para crear sustancias orgánicas a partir del CO2, sin la necesidad de recurrir a valores extremos de temperatura y presión. Esto podría, a largo plazo, reemplazar al petróleo como materia prima para productos como plásticos, fertilizantes y combustibles.
Si el proceso puede ver aumentada su escala hasta un nivel comercialmente rentable, no solo ahorraría petróleo, sino que usaría como materia prima al CO2, un gas más abundante de lo deseable, bien conocido por su nocivo efecto invernadero.

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