La vacunación masiva contra el sarampión se inició en las décadas de los 70 y 80 aportando un gran beneficio a la salud pública y evitando una gran mortalidad infantil. Si no fuera por la publicación de un estudio fraudulento que alegaba que la vacuna triple vírica producía autismo, esta enfermedad podría estar erradicada en algunos países a día de hoy.
Ya que ésta vacuna redujo drásticamente la mortalidad infantil, los investigadores llegaron a la conclusión de que los beneficios producidos en la salud no sólo eran resultado de los casos de sarampión evitados, sino también de otros factores.
La explicación que ofrecen los investigadores a este fenómeno es que el virus no sólo produce la enfermedad, sino que además produce la pérdida de memoria del sistema inmunitario, es decir, esta pérdida supone una mayor propensión a contraer otras infecciones bacterianas. En un principio se pensaba que esa amnesia duraba algunos meses pero se ha descubierto que permanece varios años.
Como conclusión, la vacuna protege al individuo de contraer la enfermedad del sarampión y al mismo tiempo, como impide la pérdida de memoria del sistema inmune, evita otras infecciones.
http://elpais.com/elpais/2015/05/07/ciencia/1431018648_313676.html
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