EL CARDO, UNA PLANTA RESPETUOSA DEL MEDIO AMBIENTE PARA FABRICAR BIOPLÁSTICOS

Según un estudio realizado recientemente por una universidad estadounidense, cada año se producen 275 millones de toneladas de plástico en el mundo. Parte de ese plástico acabara como basura en el océano.

Según los expertos, se trata de un enorme problema medioambiental al que debemos hacer frente.

Como parte del proyecto europeo “, las compañías Novamont y Versalis han creado la empresa conjunta Matrica. El objetivo de Matrica es fabricar toda una serie de productos con plástico biodegradable. Plástico que más tarde, aseguran los responsables de la empresa, se convertirá en fertilizante para las plantas.

“¿El cultivo del cardo no reduce el terreno dedicado a la agricultura?”, pregunta Claudio Rocco.

“No, no robamos terreno a la agricultura. Al contrario, con el cultivo del cardo intentamos recuperar el valor que tienen estas tierras, explica Michele Falce de Novamont. Solo en esta parte de Cerdeña se habían abandonado unas 60 000 hectáreas de terreno en los últimos 30 años. Queremos recuperar entre un 3% y un 4% de estas tierras gracias al cardo. Una planta cuyo cultivo es adecuado en el Mediterráneo. No necesitamos regarla, el cardo utiliza el agua del cielo”.

La fábrica de bioplástico se encuentra en una antigua zona industrial rehabilitada. Para la realización del bioplástico Matrica no utiliza productos químicos. El proceso de fabricación se lleva a cabo con agua, aire y peróxido de hidrógeno. Ninguno de estos productos es contaminante.

La transformación de los aceites vegetales se consigue, explican los responsables de Matrica, a través de cuatro reactores. Son las máquinas las que realizan el trabajo. Ningún trabajador controla este proceso.

El control se lleva a cabo desde una sala cercana. Un equipo de técnicos corrige el funcionamiento de las máquinas en caso de necesidad. El equipo también mantiene equilibrados los niveles de presión. Aquí todo es digital y las intervenciones son registradas.

En un laboratorio los investigadores analizan cuidadosamente la calidad del aceite vegetal así como los productos finales. También se estudian y prueban nuevos métodos de fabricación.

Luigi Capuzzi es el jefe del equipo de investigación.

“Estamos ante un nuevo proceso, único, que transforma el aceite vegetal sin utilizar gases tóxicos o explosivos como el ozono. Transformamos el aceite en un ácido que será nuestra materia prima fundamental para fabricar bioplásticos. Bioplásticos utilizados después, por ejemplo, para fabricar bolsas de la compra. También transformamos el aceite en otro ácido que puede ser empleado como bioherbicida, es decir sin moléculas toxicas y, por último, también puede ser usado como biolubricante o para la fabricación de cosméticos sin aceite de palma además de en la fabricación de neumáticos. En este último caso remplazamos los aceites minerales tóxicos y cancerígenos”, explica Capuzzi.

Entre los productos que se fabrican en Cerdeña se encuentra un biolubricante para barcos. Un lubricante que no contamina y que desaparece en el mar. Un progreso enorme, aseguran los expertos, ya que cada año acaban en el mar unos tres millones de toneladas de lubricante derivado del petróleo.

Los científicos aseguran que junto con el desarrollo de los bioplásticos debe producirse un cambio de mentalidad. Todos los plásticos tradicionales, es decir contaminantes, deben ser reutilizados y reciclado

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