UNAS PROTEÍNAS DETERMINAN EN QUÉ ÓRGANO HABRÁ UNA METÁSTASIS


El cáncer es una de las enfermedades que más vidas se está cobrando, de hecho ha acabado con más de ocho millones de personas al año. Un 90% de las muertes por esta enfermedad se debería a la metástasis, que consiste en el traslado de células cancerígenas desde el tumor original hacía otros órganos, por ello si se lograse detener esto, miles de personas conservarían su vida. 

Científicas de unos siete países diferentes nos presentan una posible solución para parar la metástasis. Los investigadores,encabezados por el bioquímico español Héctor Peinado han descubierto que los tumores primarios envían células cancerígenas a otros órganos para propagar el cáncer por todo el cuerpo del individuo. Son millones de vesículas de milímetro con una muestra de sus proteínas y de su ADN. De hecho estas células llevan consigo una proteína denominada exosoma en su membrana, que hace que se dirijan a un órgano en particular. 

El Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas, de Madrid, los autores del estudio han borrado el exosoma de los mensajeros tumorales en ratones, logrando una reducción del 80% de la metástasis. Los investigadores se han centrado en tumores de mama que invaden el pulmón y el de páncreas que invade el hígado. 

La información contenida en la avanzadilla del tumor está formado por unas proteínas llamadas integrinas. Actúan como una etiqueta que indica el destino del cáncer original. El equipo de Peinado, ha logrado engañar a células tumorales que normalmente irían al hueso para que se dirijan al pulmón, mediante un cambio en la información de sus proteínas. Las información de las integrinas es suficiente para producir cambios en el órgano de destino favoreciendo la llegada del resto de células tumorales y su proliferación.

Peinado y su equipo concluyen que la información detectada no funciona al 100% sino que predispone. El grupo de la Universidad Médica Weill Cornell trabaja ahora en la industria farmacéutica para encontrar fármacos que bloqueen la información, en lugar de modificar su material genético, como hasta ahora se ha practicado en animales de laboratorio. 

Fuente: EL PAÍS


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