EDITAR EL ADN YA ES POSIBLE.

CRISPR, es un sistema de defensa bacteriano que hace frente al ataque de los virus, las bacterias pueden tomar un fragmento del ADN viral, inactivarlo e introducirlo en el propio genoma bacteriano como si se tratase de una fotografía del criminal que las atacó. Esta "fotografía" puede reconocerse porque se encuentra asociada a secuencias cortas y repetitivas (origen del acrónimo "CRISPR": repeticiones palindrómicas cortas agrupadas y regularmente interespaciadas).                                                                       
Cuando el virus ataca a las bacterias que ya han tomado una "fotografía" de su ADN solo tienen que buscar en su "archivo" y darle instrucciones a unas proteínas particulares (entre ellas Cas9) para que ataquen y corten el ADN del virus invasor.
Este sistema de defensa no sólo puede ser utilizado para destruir genes defectuosos como sus descubridoras ( Jennifer Doudna y Emmanuelle Charpentier) ya se habían imaginado, este sistema puede proporcionar un reemplazo de la parte destruida y reemplazar entonces un gen por otro.

El campo de aplicación de esta técnica es asombroso, entre muchos otros usos sería posible reemplazar el gen defectuoso en pacientes con enfermedades genéticas como fibrosis quística. Se podrían manipular células del sistema inmunológico de un paciente con cáncer para que reconozcan y ataquen a las células cancerosas, o bien eliminar el ADN integrado por el virus VIH de las células de un paciente infectado. En otros campos de aplicación, se han creado variedades de trigo resistentes a hongos, y podría convertirse en la herramienta perfecta para crear organismos genéticamente modificados.

La principal diferencia con otras técnicas de bioingeniería es la precisión "CRISPR" es tan precisa que podría considerarse como un bisturí, mientras que el resto de técnicas serian como armas de fuego, así por ejemplo una de las primeras técnicas que fueron usadas para modificar plantas fue la biobalística, esta técnica se caracterizaba por que se usaban"balas" de metal recubiertas de ADN que se disparaban contra el núcleo de una célula. El maíz Bt, resistente a insectos y comercializado por Monsanto, fue producido de esta forma.

Uno de los múltiples problemas a los que la biobalística se enfrenta es que si se desconoce el sitio exacto donde se debe insertar el gen pueden generarse muchas complicaciones, por ejemplo, que el gen puede no expresarse, o bien, que este sea insertardo en un lugar no deseado interrumpiendo la actividad de otros genes. CRISPR, por otra parte, es mucho más preciso, al actuar como una herramienta de reemplazo en vez de inserción de genes, y es más sencillo manipular un número mayor de genes con esta técnica que con las anteriores. Los costos de esta técnica, además, son comparativamente tan bajos que podrían “democratizar” la tecnología de la modificación genética.

La aparición de esta nueva tecnología ha hecho que aparezcan numerosos problemas éticos, ya que es posible manipular embriones humanos, afectando la línea germinal. Es decir, si se modifica el genoma de un embrión todas sus células, incluso aquellas que originarán los óvulos y espermatozoides, portarán la modificación, por lo que este cambio será transmitido a las futuras generaciones. La creación de "bebés de diseño", junto con otros usos que se le podrían dar a esta técnica, como puede ser la elaboración de armas biológicas, son ahora posibles.

Además, si bien los nuevos métodos son más precisos, no son infalibles. El año pasado un grupo de científicos chinos anunciaron que habían editado el ADN de 80 embriones humanos (no viables), con el objetivo de eliminar la causa de la talasemia, esto solo se logró en 4 embriones.

En febrero de este año, el Reino Unido autorizó a un grupo de investigadores a modificar los genomas de los embriones humanos interesados en el desarrollo temprano del embrión. En una conferencia internacional el pasado diciembre, varios científicos fueron citados para dar su opinión acerca de la aplicación de la tecnología CRISPR en embriones humanos.

Fuente: La Izquierda Diario.
              BBC Mundo.

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