¿LAS PLANTAS MEDICINALES SON REALMENTE INOFENSIVAS?

La Dra. Nubilde Martínez, Farmaceuta, Especialista en toxicología clínica en Venezuela, nos da a conocer el desconocimiento de la población acerca del uso de las plantas comestibles para alcanzar efectos terapéuticos.

En relación con el uso de las plantas existe un gran desconocimiento sobre como emplearlas, sus principios tóxicos y su dosificación para lograr efectos terapéuticos. 

Su uso además, deja al descubierto un proceso mágico, folklórico y científico, que solamente alguien conocedor de esta tríada, puede relacionar para poder llegar a un buen diagnóstico en caso de ingestión accidental, o de suministro inadecuado de brebajes elaborados con plantas para alguna afección en el niño y/o en el adulto.
Las plantas como medicamentos, es necesario aprender a reconocerlas, aislar sus principios tóxicos, comprender sus mecanismos de acción e intentar contrarrestrarlos, lo cual es una tarea delicada que apenas está comenzando.

La variedad de estos agentes, su ubicación en la planta (hoja, semilla, tallo, etc.), su biodisponibilidad estacional y las características intrínsecas del huésped humano, dificultan a la persona desinformada correlacionar la variada sintomatología con el contacto o la ingestión de plantas.
A continuación se describen las plantas más comunes

Limón: Citrus aurantiifolia. Swingle (Rutaceae), contiene una furocumarina llamada isopimpinelina, la cual tiene un efecto fotodinámico, que sólo se activa en presencia de la luz solar; por eso cuando manipulamos alguna bebida o comida que tenga limón o rodajas de limón y nos exponemos al sol, se nos mancha la piel.

A este tipo de mancha no se le debe aplicar ninguna crema, o ningún tratamiento, sólo hay que cuidar de no exponerse al sol, porque se activa u oscurece la mancha; generalmente suele desaparecer completamente a los tres meses.

Piñón: Jatropa curcas L (Euphorbiáceas), planta muy utilizada por la cultura popular, se le confieren propiedades mágicas. Su látex blanquecino contiene una toxoalbúmina llamada curcina, de sabor agradable; la semilla contiene la mayor cantidad de toxoalbúmina.

Cuando los niños ingieren estas semillas presentan las siguientes manifestaciones clínicas: vómito y diarrea que se acompañan de dolores abdominales, luego hipotensión arterial, sensación de malestar, debilidad y trastornos respiratorios. En casos graves el paciente puede llegar al colapso, coma y muerte.

El tratamiento que se debe seguir en este caso es realizar el lavado gástrico, administrar pequeñas cantidades de vino mezclado con partes iguales de agua para precipitar la toxoalbúmina, fluidoterapia, permitir que el paciente vomite, ya que muchas veces la acción emetizante del piñón favorece la eliminación del tóxico. Igualmente no tratar la diarrea, administrar antiespasmódicos y cuidados generales. Si el paciente ha sido tratado adecuadamente, su recuperación debe ocurrir dentro de las primeras veinticuatro horas.

Jabillo: Hura crepitans (Euphorbiáceas), planta que se encuentra ampliamente difundida en todo el país; su principio activo se encuentra distribuido en toda la planta: semilla, flor y látex, y está representado por dos toxoalbúminas: hurina y crepitina.

El látex de esta planta causa inflamaciones de consideración cuando se pone en contacto con la piel y con los ojos. Las semillas de este árbol al ser ingeridas ocasionan fuertes dolores estomacales acompañados de vómito, diarrea, debilidad, disminución de la frecuencia respiratoria, hiporreflexia y convulsiones. De acuerdo con la intensidad del cuadro clínico puede ocurrir la muerte, pero si se atiende a la brevedad posible, el pronóstico es favorable.

El tratamiento que debe aplicarse en este caso es practicar el lavado gástrico con 30 g de carbón activado en un litro de agua; permitir que el paciente vomite o provocar el vómito; administrar pequeñas cantidades de vino mezclado con partes iguales de agua, para precipitar las toxoalbúminas y fluidoterapia. Tratar las convulsiones si se presentan. El resto de acuerdo con los síntomas.

Ñongué: Datura stramonium (Solanáceas), los principios activos de esta planta son: un alto porcentaje de alcaloides como la belladona, hiosciamina, escopolamina, ácido clorogénico y atropina. Las partes de la planta que contienen la mayor cantidad de alcaloides son los frutos y las hojas.

Cuando los niños o cualquier persona ingieren partes de éstas, presentan todas las características de una intoxicación atropínica: sequedad de las mucosas, fotofobia, piel caliente y enrojecimiento generalizado, gran excitación psicomotriz, pupilas midriáticas, desorientación, delirio, convulsiones, alucinaciones visuales y auditivas, crisis de terror o estado de euforia.

El tratamiento a aplicarse en caso de intoxicación por esta planta, consiste en practicar el lavado gástrico con carbón activado al 20%, ó solución yodo yodurada (lugol débil) o tanino (té fuerte). Administrar purgante salino (leche de magnesia o sal de epson).

Usar Prostigmine, a la dosis de 0,04 – 0,06 mg/kg de peso, intramuscular en una sola dosis. De persistir los síntomas se repite la dosis a las cuatro horas. Reducir la temperatura corporal y la rubicundez por medios físicos (compresas frías). Fluidoterapia. Forzar la diuresis con furosemida. Si hay distensión abdominal, colocar una sonda vesical y medir la diuresis. Tratar las convulsiones con barbitúricos de acción corta. Vigilar la posible retención urinaria.

Berbería o Flor de la Reina: Nerium oleander (Apocináceas), ésta es una planta que contiene gran cantidad de glicósidos cardiotóxicos: oleandrina, neoridina, oleandrosina, glicósidos cianogénicos entre otros, los que le confieren su alta toxicidad. Los principios activos se encuentran distribuidos en toda la planta, principalmente en las hojas, ya que cuatro hojas de esta planta son suficientes para matar a un niño.

El uso de esta planta debe ser externo, para baños en caso de lechina o inhalada en caso de sinusitis.

El cuadro clínico que se presenta en caso de intoxicación es: bradicardia, diuresis elevada, vasodilatación (a dosis bajas), vasocontricción (a dosis altas), aborto, parálisis, vómitos, diarreas sanguinolentas, arritmias cardíacas, paro cardíaco hasta ocasionar la muerte. El tratamiento a aplicarse en este caso es administrar atropina, emético y lavado gástrico; otras indicaciones según síntomas.

Caña Muda: Difenbachia amoena (Araceae), los principios activos se encuentran en toda la planta, especialmente en las hojas; la savia es ligeramente lechosa e irrita la piel. El mayor porcentaje del principio activo está representado por el oxalato de calcio, el cual es sumamente irritante e hipersensibilizante, y por proceso de biotransformación se convierte en ácido oxálico el cual se presenta en forma de agujas cristalizadas y se acumulan a través de los canalículos renales produciendo una obstrucción mecánica.

Si se mastican las hojas de esta planta, puede producir edema de las cuerdas vocales con pérdida del habla de manera temporal y en ciertos casos la pérdida puede ser total; edema de la boca, sensación de quemazón en la boca, sialorrea y disfagia. Si el contacto se realiza a nivel de los ojos, se produce congestión, lagrimeo, fotofobia y edema palpebral.

El tratamiento que se aplica en este caso es: administrar antiácidos, demulcentes cada cuatro horas, agua albuminosa (1 litro de agua más cuatro claras de huevo), o aceite de oliva. Administrar esteroides, fluidoterapia, y si el contacto es a nivel de los ojos, se deben lavar bien con abundante agua y aplicar colirio con esteroides y referencia obligada a un oftalmólogo. En caso de ingestión no se debe practicar lavado gástrico ya que su alto nivel de causticidad produciría más daño.

Yuca Amarga: Manihot esculenta (Euphorbiáceas), el principio activo está representado por glicócidos cianogénicos, los cuales por descomposición hidrolítica actúan sobre las enzimas o ácidos, liberando el ácido cianhídrico y posteriormente se transforma en cianuro, el cual es poderosamente tóxico.

El principio tóxico está presente en todas las partes de la planta con más concentración en las hojas y raíces.

Los síntomas que aparecen son iguales a los de una intoxicación cianhídrica, y los más predominantes son: náusea, vómito, cólicos abdominales, diarrea, estupor, convulsiones tónicas, opistótono, contractura de los maseteros, midriasis, coma, disnea, abundantes secreciones, asfixia, bradipnea, apnea, cianosis y muerte.

De acuerdo con la intensidad del cuadro y el tiempo de aplicación del tratamiento, hay posibilidad de recuperación si se logra superar la gravedad de la intoxicación en las primeras doce horas. El tratamiento a aplicar es la inhalación de nitrito de amilo. Una ampolla es igual a 0,2 ml, la cual debe aplicarse cada cinco minutos. Administrar respiración artificial con oxígeno al 100%. Practicar el lavado gástrico seguido de un laxante después de aplicado el antídoto.

Antídoto: nitrito de sodio, 10 ml de solución de nitrito de sodio al 2% endovenoso, a una velocidad de 2,5 – 5 ml por minuto; debe suspenderse la administración cuando la presión sanguínea sistólica llegue a 80 mm de mercurio. Tiosulfato de sodio, preferiblemente o hiposulfito de sodio, 5 – 20 ml de solución de tiosulfato de sodio al 25 % por vía intravenosa a una velocidad de 2,5 – 5 ml por minuto.

Se debe estar preparado para repetir el nitrito de sodio o tiosulfato de sodio, si aparecen nuevamente los síntomas.

No hay posibilidad de distinguir la variedad tóxica de la no tóxica, por ello la yuca no debe consumirse cruda sino muy bien cocida, ya que su principio tóxico es termolábil y volátil. Los alimentos preparados con la yuca son atóxicos, debido a su gran labilidad.

Fuente: Noticias 24.

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