DESINCRONIZACIÓN DEL METABOLISMO POR CULPA DEL ALCOHOL

Se conoce como alcohol a un compuesto de carbono, hidrógeno y oxígeno que deriva de los hidrocarburos y que lleva en su molécula uno o varios hidróxidos, pues bien, referente a este compuesto, en el Instituto Politécnico Nacional se ha descubierto que la ingesta excesiva de dicha bebida puede llegar a alterar el ritmo con el cual los tejidos de un organismo se sincronizan para realizar las funciones fisiológicas, dando como resultado deficiencias cognitivas, sobrepeso, irritabilidad, etc.

Según Iván Villanueva Becerril, investigador de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas, los ciclos cardianos biológicos son cambios fisiológicos que ocurren cada 24 horas, en dicho ciclo intervienen los tejidos para desempeñar funciones específicas, cada uno posee una especie de mecanismo de reloj endógeno, que marca tanto el momento como la temporalidad del proceso.

Dicha ritmicidad cardiana da lugar a que la actividad de los diversos procesos fisiológicos coincidan con el ciclo ambiental de luz y oscuridad. Pero según los resultados mostrados tras la intoxicación de alcohol, se comprobó que las fases cardianas eran más lentas a la hora de completarse, por lo que a su vez, daban como resultado el retraso del comienzo del próximo periodo.

En el Departamento de Fisiología, se realizó un experimento con ratones, dicho experimento consistía en administrar a un grupo de ratones 200ml/dl (equivalente a cinco bebidas preparadas), notando que se producía una notable reducción de la actividad nerviosa.

Durante tres días, se comprobó que se produjo un ligero alargamiento de los ciclos endógenos (de 24 a 25,5 horas).

Este hecho abren la posible hipótesis de que la ingesta etílica favorece la actividad garbaérgica cerebral (mecanismo que reduce la actividad neuronal y estimula el mecanismo inhibitorio), dando como resultado que el organismo sea más propenso a ciertas enfermedades, ya que se vuelve más vulnerable.

También hay que tener en cuenta que dichos animales empleados en los experimentos son nocturnos, por lo que el efecto se hizo mayor al iniciar el periodo de la actividad, antes al reposo. Si esta situación pasase a humanos, lo más probable es que tuviera más efecto de día que de noche.

Fuentes: La Prensa, El País 

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