LOS CARBOHIDRATOS REFINADOS TRIPLICAN EL RIESGO DE FRACTURAS ÓSEAS

Por primera vez, investigadores españoles demuestran que el índice alto de glucemia provoca la oxidación de los huesos y los hace más frágiles.

La dieta es un factor decisivo en la tarea de proteger los huesos. La vinculación entre ambos elementos era una ya conocida de la comunidad científica siendo el calcio el máximo exponente. Sin embargo, ahora, por primera vez, un grupo de investigadores españoles del Ciber de Obesidad y Nutrición ha demostrado que la ingesta de alimentos con carbohidratos de alto índice glucémico (con valores por encima de 70)  provoca el efecto contrario al calcio, es decir, aumenta las posibilidades de sufrir una fractura osteoporótica.

Mónica Bulló, investigadora principal y profesora titular del departamento de Bioquímica y Biotecnología de la Universidad Rovira i Virgili de Barcelona asegura que está comprobado que el riesgo es hasta tres veces mayor siendo independientes otros factores como la edad, el sexo o enfermedades como la diabetes tipo 2. A su vez, matiza que ya hacía tiempo que se conocía la relación entre dieta y riesgo de fracturas, pero es la primera vez que se vincula con el consumo de carbohidratos, ya que hasta ahora sólo se pensaba en el aporte positivo del calcio y de la vitamina D que llegan a través de la alimentación.

La explicación a este hallazgo pasa por las características de los alimentos con un índice glucémico alto, ya que al ingerirlos liberan su contenido en glúcidos de forma rápida e instantánea, es por esto que el hecho de aportar mucha glucosa al organismo provoca la oxidación de los tejidos óseos, lo que se traduce en una mayor fragilidad y debilidad de los huesos, aumentando las posibilidades de sufrir una fractura.

Algunos alimentos que poseen un índice glucémico alto son por ejemplo los cereales refinados, el pan blanco o los dulces y la bollería hechos con harinas blancas, siendo estos últimos los que más consumimos en España ya que actualmente es difícil encontrar cereales, pastas y panes totalmente integrales en nuestro país.

Sin embargo, tal y como aconseja la investigadora, no hay que tratar de eliminar estos alimentos de nuestra dieta de manera definitiva, pero sí de reducir su ingesta lo máximo posible y, siempre que se pueda, sustituirlos por carbohidratos integrales. Estos ingredientes son necesarios, pero lo aconsejable es tomarlos de calidad, es decir, que su índice glucémico sea de 50 para abajo. De hecho, si al menos la mitad de los carbohidratos que consumimos al día cumplen este requisito, ya estaríamos protegidos frente a fracturas.

Una vez siendo conscientes de los trastornos que pueden causar los carbohidratos refinados toca hablar de la enfermedad por excelencia en la que puede derivar, la osteoporosis, siendo esta una enfermedad silenciosa, que no duele ni avisa, y que aumenta con la llegada de la menopausia en las mujeres. De hecho, se estima que 2,5 millones de españoles mayores de 50 años sufren esta patología. Puede ser causada por factores genéticos y externos que predisponen a la aparición de problemas óseos, pero también hay variables que podemos modificar para prevenir esas fracturas. Es el caso, por ejemplo, de recomendaciones como llevar una buena alimentación, rica y variada en verduras, lácteos, frutos secos, frutas y pescados azules grasos. Además, el ejercicio físico moderado como pasear ayuda mucho a evitarla. No hay que olvidar otras normas como evitar el consumo de alcohol o tabaco y reducir la ingesta de café. Las fracturas más habituales suelen ser de tipo vertebral, fémur, hombro o muñecas, aunque la más peligrosa de todas es la de cadera que suelen producir secuelas irreversibles.

Para evitar este daño, además de la toma de productos ricos en calcio, existe otro alimento básico de la dieta mediterránea que desempeña un papel clave como el aceite de oliva virgen extra, ya que el mismo grupo de investigadores demostró hace pocos meses que el consumo habitual de este producto disminuye un 51% el riesgo de sufrir una fractura osteoporótica. Basta con incorporar en la dieta entre cuatro y cinco cucharadas soperas al día para proteger la estructura ósea y prevenir la osteoporosis.

Fuente: La Razón

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