DESARROLLO DE NANOPARTÍCULAS MAGNÉTICAS PARA FRENAR HEMORRAGIAS INTERNAS

La Universidad ITMO en San Petersburgo (Rusia) ha desarrollado un nuevo sistema para detener hemorragias internas basado en nanopartículas con trombina impulsadas por un sistema magnético, que ha demostrado ser hasta 15 veces más eficaz a la hora de evitar la formación de coágulos o detener el sangrado.
Ha sido descrito en la revista Scientific Reports este nuevo tratamiento: se puede administrar por vía intravenosa directamente en el sitio donde se produce la lesión vascular. No se ha observado ninguna toxicidad que pueda poner en duda su uso en humanos.

Son varios los motivos que pueden provocar hemorragias internas, como traumatismos y enfermedades crónicas. Pueden darse en cualquier parte del cuerpo, pero lo peor es el pronóstico, pues en la mayoría de casos puede causar pérdidas masivas de sangre y disfunciones orgánicas. En Estados Unidos las hemorragias gastrointestinales causan cada año unas 20000 muertes.
Para evitarlas, la única alternativa es el uso lo antes posible de medicamentos para detener la pérdida de sangre. Aún así, estos medicamentos inyectables solo consiguen frenar la hemorragia en el vaso sanguíneo dañado, por lo que es probable que el problema no se pueda resolver sin pasar por el quirófano, como es el caso de los autores de este estudio.
Para estos casos, los científicos rusos han desarrollado un método basado en el uso de nanopartículas impulsadas por imanes. Estas nanopartículas contienen trombina, que al interactuar con fibrinógeno, da lugar a la formación de coágulos  para bloquear el vaso dañado. Además, la trombina se envuelve en una matriz porosa especial hecha de magnetita, un mineral que permite un control preciso del movimiento de las partículas dentro del cuerpo usando un campo magnético externo.
Según los autores, es posible inyectar una solución de partículas por vía intravenosa y localizarlas donde sea necesario utilizando un imán, puesto que las nanopartículas magnéticas con trombina, las cuales presentan una baja actividad, se distribuyen de manera uniforme en los vasos sanguíneos para no causar coágulos.
Así, cuando el paciente recibe una porción extra de fibrinógeno, las partículas de trombina alrededor de la zona dañada interactúan con él y el sangrado se detiene más rápido.
Se ha comprobado que la trombina de estas nanopartículas es menos activa en comparación con su variante libre, sin embargo, Andrey Drozdov, uno de los autores del estudio, ha explicado que realizaron experimentos adicionales en un modelo de torrente sanguíneo, y observaron cómo se comportan las nanopartículas cuando el vaso está dañado. Resultó que la localización magnética compensa la menor actividad, y las nanopartículas reducen el tiempo de coagulación en 6,5 veces y pueden reducir la pérdida total de sangre en 15 veces.
El jefe del laboratorio que ha coordinado el estudio, Vladimir Vinogradov, admite que sintetizar estas nanopartículas no ha sido fácil, puesto que es importante mantener su tamaño de 200 nanómetros, pues, de lo contrario, no serían aptas para la inyección.
Además, se requieren condiciones de síntesis suaves para que la molécula de trombina no se descomponga y pierda su actividad completamente. Pero pese a ello, han conseguido que las moléculas desarrolladas no sean tóxicas, incluso durante exposiciones prolongadas.
Fuentes: El Médico InteractivoelEconomista.es

Comentarios