FOTOSÍNTESIS ARTIFICIAL

El mayor problema que tiene la energía solar es que no se puede producir bajo demanda, ya que se precisan grandes baterías para poder almacenarla además de pesadas y de autonomía limitada.

Por esto los investigadores han decidido imitar a las grandes expertas del almacenamiento de energía, las plantas. 

 “Hemos creado un prototipo capaz de hacer fotosíntesis artificial”, explica el científico del Instituto Catalán de Investigación Química (ICIQ), en Tarragona, José Ramón Galán-Mascarós. “Con la energía de la luz del sol, transforma dióxido de carbono y agua en un combustible”. El equipo de Galán-Mascarós dirige a un equipo de centros al que la Comisión Europea ha concedido 8 millones de euros para la investigación de esta tecnología.

En su laboratorio desarrollaron y someten a pruebas las hojas artificiales construidas con el objetivo de capturar la energía solar.

Llamada técnicamente, la celda electroquímica es un dispositivo cilíndrico, no mucho más grande que una lata, dentro de un prisma translúcido. Él le suministran reactivos por tubos a sus dos compartimentos, el ánodo y el cátodo, separados por una membrana, mientras que una pequeña celda genera la necesaria diferencia de potencial para formar reacciones químicas.

Las moléculas de agua se oxidan en el ánodo, liberando así oxígeno, mientras que en el cátodo se produce la reducción de dióxido de carbono para dar lugar a moléculas orgánicas las cuales almacenan energía en sus enlaces químicos.

Según los investigadores, la manera más realista de utilizar este dispositivo sería para la producción local de combustibles a pequeña escala, como en gasolineras, pero no en grandes centrales eléctricas.

Esta fotosíntesis artificial no suprime el dióxido de carbono presente en la atmósfera, ya que produce gases de efecto invernadero, pero al ser un proceso circular tiene una huella de carbono casi inexistente al contrario que la quema de combustibles fósiles.

Fuentes: El País, La Vanguardia.

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