El acoso sexual no es solo un fenómeno típico de la sociedad humana. En Florisuga mellivora, una especie de colibrí que vive desde México hasta Brasil, también aparece con frecuencia.
Esta especie tiene dos características. La primera es que los individuos inmaduros tienen una apariencia similar a la de los machos adultos. La segunda es que cuando crezcan, no todas las hembras cambiarán sus plumas como deberían.
Cuando las hembras de color verde oscuro se acercan a las flores para beber néctar, los machos con cabezas de color azul brillante se abalanzan sobre ellas.
Las persiguen, picotean e incluso las golpean para aparearse. Para evitar estos ataques, algunas hembras han encontrado una ingeniosa solución: “disfrazarse” de machos.
Investigadores de la Universidad de Cornell (Nueva York) observaron colibríes jacobinos en Panamá y encontraron que más de una cuarta parte de las hembras de esta especie de aves tienen la misma ornamentación de colores brillantes que los machos.
Dichos investigadores, realizaron un experimento estudiando mediante una serie de máquinas de alimentación las interacciones entre diferentes ejemplares. Como resultado, los expertos concluyeron que el acoso era principalmente de los machos hacia las hembras. Este abuso a menudo se manifiesta como una actitud agresiva durante las interacciones sociales o mientras comen. De las 90 persecuciones registradas que involucran a un individuo con apariencia femenina, 10 de las 11 fueron perseguidas. Como resultado, las hembras disfrazadas pueden ingresar al comedero con más frecuencia y durante períodos de tiempo más prolongados.
que se produce este cambio de apariencia. Es relativamente común en este tipo de aves, tanto entre jóvenes como entre adultos. Pero también ocurre fuera del mundo aviar. La ciencia informa casos de hembras de peces, libélulas, mariposas o lagartos que tienen apariencia masculina.
Esto es apenas una muestra de todo lo que hay detrás de esos animales que vemos y que vale la pena estudiar el origen de esta adaptación que en muchos casos les permite sobrevivir en sus ecosistemas.
En conclusión, este disfraz no ofrece ventajas a la hora de reproducirse, pero sí para acceder a la comida o esconderse de posibles depredadores, lo que apoya la idea de los investigadores de que estos colores favorecen la selección social.
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