Son los llamados controladores de élite. Personas que resultan infectadas por el virus del sida (VIH) pero que no enferman. Su sistema inmunitario consigue mantener el virus a raya sin necesidad de tomar fármacos antivirales. Son muy pocos, una persona de cada 300 en la población europea.
Para los virólogos han sido desde hace años un enigma y una esperanza: cuando se descubra cómo esta minoría de elegidos controla el virus, pensaban, tal vez se podrá estimular el sistema inmunitario del resto de la población para que también lo controle. Ahora un proyecto científico internacional en el que han participado más de 300 investigadores de doce países –entre ellos España– aporta por fin una respuesta. Según resultados presentados anoche en la edición electrónica de la revista Science, la clave está en una proteína del sistema inmunitario llamada HLA-B.
Esta proteína es responsable de identificar virus (más exactamente, unos fragmentos de virus llamados péptidos) y de entregarlos a células del sistema inmunitario para que los destruyan. La proteína HLA-B actúa como un policía microscópico: identifica y detiene a malhechores como el VIH y los entrega a la justicia.
Lo que diferencia a los controladores de élite del resto de la población es que su proteína HLA-B es más eficaz para identificar los VIH y retirarlos de la circulación. No los elimina todos, pero sí los suficientes para que la persona siga encontrándose bien y no desarrolle las complicaciones propias del sida. Esta mayor eficacia de la HLA-B de los controladores de élite se atribuye a que la proteína tiene una forma ligeramente distinta en esta población. Cinco sutiles diferencias en su estructura le dan una mayor afinidad por el VIH. "El objetivo de esta investigación es llegar a estimular el sistema inmunitario de personas que no son controladores de élite para que también ellos puedan enfrentarse al VIH con éxito", explica Josep Maria Llibre, especialista en sida del hospital Germans Trias i Pujol de Badalona y coautor de la investigación. "Aún no está claro cómo podremos estimular el sistema inmunitario de los pacientes a partir de estos resultados", advierte Christian Brander, investigador del laboratorio irsiCaixa, que dirige el programa de desarrollo de vacunas del sida Hivacat. Pero destaca que la investigación es "un gran avance que hacía años que esperábamos".
Han hecho falta más de cuatro años de trabajo desde que Bruce Walker y Paul de Bakker, de la Escuela de Medicina de Harvard, lanzaron el proyecto. Desde entonces se han localizado 974 controladores de élite, a los que se ha analizado el genoma para compararlo con el de 2.648 pacientes en los que la infección progresaba. Dos hospitales españoles –Can Ruti en Badalona y Carlos III en Madrid– han aportado pacientes al proyecto. El análisis de los genomas ha revelado sólo cinco diferencias genéticas estadísticamente significativas, todas ellas localizadas en el gen de la proteína HLA-B, entre controladores y el resto de la población.
Lo que diferencia a los controladores de élite del resto de la población es que su proteína HLA-B es más eficaz para identificar los VIH y retirarlos de la circulación. No los elimina todos, pero sí los suficientes para que la persona siga encontrándose bien y no desarrolle las complicaciones propias del sida. Esta mayor eficacia de la HLA-B de los controladores de élite se atribuye a que la proteína tiene una forma ligeramente distinta en esta población. Cinco sutiles diferencias en su estructura le dan una mayor afinidad por el VIH. "El objetivo de esta investigación es llegar a estimular el sistema inmunitario de personas que no son controladores de élite para que también ellos puedan enfrentarse al VIH con éxito", explica Josep Maria Llibre, especialista en sida del hospital Germans Trias i Pujol de Badalona y coautor de la investigación. "Aún no está claro cómo podremos estimular el sistema inmunitario de los pacientes a partir de estos resultados", advierte Christian Brander, investigador del laboratorio irsiCaixa, que dirige el programa de desarrollo de vacunas del sida Hivacat. Pero destaca que la investigación es "un gran avance que hacía años que esperábamos".
Han hecho falta más de cuatro años de trabajo desde que Bruce Walker y Paul de Bakker, de la Escuela de Medicina de Harvard, lanzaron el proyecto. Desde entonces se han localizado 974 controladores de élite, a los que se ha analizado el genoma para compararlo con el de 2.648 pacientes en los que la infección progresaba. Dos hospitales españoles –Can Ruti en Badalona y Carlos III en Madrid– han aportado pacientes al proyecto. El análisis de los genomas ha revelado sólo cinco diferencias genéticas estadísticamente significativas, todas ellas localizadas en el gen de la proteína HLA-B, entre controladores y el resto de la población.
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