Ameba (o Amiba) es un protista unicelular del género Amoeba. Es un eucariota caracterizado por su forma cambiante, puesto que carece de pared celular, y por su movimiento ameboide a base de seudópodos, que también usa para capturar alimentos a través del proceso llamado fagocitosis. Las especies de este género viven libres en agua o tierra, mientras que las de otros géneros relacionados parasitan el intestino del hombre o de los animales.
Morfología Las amebas tienen la estructura típica de una célula eucariota, presentando citoplasma, nucleo y diversos orgánulos. El citoplasma se divide en una masa central granular denominada endoplasma y una capa externa más clara llamada ectoplasma. Las amebas se desplazan extendiendo el citoplasma hacia afuera, formando prolongaciones similares a tentáculos, conocidos como seudópodos o falsos pies. Los seudópodos se utilizan también para envolver el alimento en un proceso conocido como fagocitosis.
En genética, el “valor C” indica el tamaño del genoma de una especie.
Reproducción
Las amebas maduras se multiplican asexualmente por fisión binaria, en la que el material genético se duplica por mitosis, mientras que la célula se alarga y el citoplasma se divide en dos células hijas. Cada una se queda con una copia del ADN.
Morfología
En genética, el “valor C” indica el tamaño del genoma de una especie.
Los seres humanos tenemos un genoma formado, aproximadamente, por 3000 millones de pares de bases de ADN (las “bases” son los eslabones químicos que forman la cadena del ADN y se cuentan por pares). El genoma del ratón común tiene unos 2500 millones de pares de bases. El genoma de la mosca del vinagre unos 120 millones y el genoma de una bacteria como Escherichia coli tiene tan sólo cuatro millones de pares de bases. Parece una conclusión casi intuitiva afirmar que, a medida que los organismos son más simples, el tamaño de su genoma (su valor C) disminuye: menos complejidad biológica requiere menos genes, por lo que una bacteria se las arregla con un genoma que es el 0.1% del genoma humano.
Sin embargo, fijémonos en una especie llamada Psilotum nudum. Se trata de una planta similar al helecho, un organismo que uno consideraría mucho menos complejo que un ser humano (de hecho, se considera que es una planta poco evolucionada). Así, uno esperaría que tuviese un genoma de tamaño inferior al nuestro. Sin embargo, no es así: el genoma de Psilotum nudum es ochenta veces mayor que el genoma humano.
Los genomas de muchos anfibios son también varias veces mayores que el nuestro. Más sorprendente incluso es descubrir que un organismo tan simple como una ameba (de la especie Amoeba dubia) tiene un genoma doscientas veces mayor que el genoma humano.
Cuando se descubrieron estas cifras, la pregunta que los científicos se formularon fue clara: ¿qué pasa aquí? ¿Cómo es que una ameba puede necestiar un genoma doscientas veces mayor que el de un ser humano? ¿Estamos hablando de unas amebas superevolucionadas? A esta cuestión se la llamó durante años “la paradoja del valor C”.
Reproducción
Las amebas maduras se multiplican asexualmente por fisión binaria, en la que el material genético se duplica por mitosis, mientras que la célula se alarga y el citoplasma se divide en dos células hijas. Cada una se queda con una copia del ADN.
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