El cangrejo boxeador

Dentro de las múltiples adaptaciones de los artrópodos al entorno en el que se encuentra, resulta llamativa la de este Decápodo. Gracias a un mutualismo con unas anémonas sobre su primer par de patas, a modo de guantes de boxeo, logra defenderse de los depredadores y a la vez alimentarse.



Lybia tessallata, que es el nombre científico del cangrejo boxeador, emplea a dos anémonas de los géneros Bundeopsis sp. y Triactis sp. para poder defenderse de otros depredadores a modo de guantes de boxeo.

Por otra parte, al tener el primer par de patas modificado , emplea el segundo par de patas a modo de recogedor para alimentarse. Con las anémonas puede ir barriendo el sustrato marino y con el segundo par de patas, introducir las partículas en la boca.

Al mismo tiempo, las anémonas aprovechan la protección que les proporciona el cangrejo para poder alimentarse, tanto de la filtración/retención existente, como cuando el cangrejo se dedica a barrer el sustrato marino.

¿Por qué emplean a las Anémonas como defensa?


El contacto con ellas puede originar prurito y urticaria, que cede fácilmente. La anémona común (Anemonía sulcata) es frecuente en nuestras costas, el contacto con ella no suele dar reacción, por que los nematocistos son poco penetrantes, salvo en niños o zonas delicadas como labios y cara donde puede dar picor, eritema y edema leve. Otras especies de nuestros mares que dan los mismos síntomas son la actinia roja o "tomate marino" (Actinia equina) y las del género Adamsia.
Pero las mas venenosa son las "anémonas de fuego" o "corales del fuego del infierno" como la especie Actinodendron plumosun y otras. Miden de quince a treinta centímetros de altura, viven en fondos de Filipinas, Indonesia y Australia, sus nematocistos originan una picadura seria, con dermatonecrosis, que posteriormente se ulcera y puede durar varios meses.


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