LA MUDA

El esqueleto externo tiene una desventaja y es que, para poder crecer, el animal debe desprenderse de él. Lo hace en un proceso, controlado hormonalmente, de ecdisis o muda.

La hipodermis secreta enzimas que ablandan y digieren en parte la capa más inferior de la cutícula (la endocutícula), provocando que el resto se desprenda. Inmediatamente comienza la secreción de una cutícula nueva, primero la exocutícula y luego, debajo de ella, la procutícula. Hasta que no se endurece esta nueva cubierta el animal está relativamente indefenso, con menos posibilidad de escapar o resistirse. Todo el proceso de la muda está controlado hormonalmente; la ecdisona u "hormona de la muda" es la hormona responsable de que estos cambios se produzcan. Se llaman estadios o instares a las sucesivas fases de la existencia del animal entre muda y muda. Este rasgo lo comparten los artrópodos con algunos otros filos, como los nemátodos que también tienen una cutícula y mudan; hay una teoría que los clasifica ahora juntos en un subreino Ecdysozoa.


En los reptiles el cambio de la capa córnea más externa de la epidermis se produce, bajo control hormonal, entre dos y doce veces al año. En los ofidios o serpientes ocurre de una vez, abandonando como resultado una camisa que, al igual que en los artrópodos, conserva los detalles de la morfología externa del animal. En otros reptiles la muda ocurre por parches. Los reptiles pueden presentar faneras, estructuras resaltadas derivadas de la epidermis, como son las uña o los “pelos” de los dedos de las salamanquesas.

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