Muchos de los fármacos del futuro serán practicamente de película. Pensemos, por ejemplo, en las nanomedicinas, partículas de tamaños en torno a la millonésima parte de un milímetro, que pueden transportar moléculas curativas a distintas partes del cuerpo. El reto actual es conseguir que estas nanopartículas se dirijan exclusivamente al lugar que nos interese, y liberen ahí su cargamento. La cosa no es fácil, pero científicos del MIT, en Estados Unidos, han dado un paso de gigante con un sistema que aparece publicado en la revista Nature Materials.
Lo que han hecho no es sencillo, pero se puede explicar más o menos como un equipo formado por un explorador y un transportador. Unas nanopartículas especiales se encargan de buscar el sitio de interés, en este caso un tumor que está creciendo en ratones. Cuando las partículas llegan al tumor, una radiación infraroja hace que activen el sistema de coagulación en esa zona concreta. En este momento, otras partículas (el “transportador”) detectan la región en la que se ha activado la coagulación y liberan su cargamento de fármacos antitumorales únicamente en ese punto.
Los investigadores han comprobado que este sistema de dos componentes libera unas 40 veces más de fármaco que lo conseguido con un solo tipo de partícula. De hecho, los tumores dejaron de crecer en los ratones que habían recibido la combinación de explorador y transportador. Todavía hay muchos aspectos que mejorar para que esto pueda llegar a la clínica, pero el futuro es prometedor
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