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La Vía Láctea chocará frontalmente con su vecina Andrómeda.
La colisión galáctica se producirá dentro de 4.000 millones de años,
según los cálculos de unos astrónomos que han utilizado el telescopio
‘Hubble’ para hacer mediciones precisas.
El Sol no resultará destruido pero acabará en otro lugar tras la fusión de ambas galaxias.
La Vía Láctea, el conjunto de miles de millones de Estrellas al que
pertenece el Sol, acabará chocando frontalmente con su vecina Andrómeda,
que está ahora a una distancia de unos 2,5 millones de años luz. Como
resultado de la colisión ambas acabaran fusionadas en una. Ocurrirá
dentro de unos 4.000 millones de años. A esta conclusión han llegado
unos científicos que han logrado medir con gran precisión la velocidad y
desplazamiento de Andrómeda (también llamada M31) con el telescopio
espacial Hubble y han concretado sus cálculos mediante
simulaciones por ordenador. El Sol no resultará destruido en el choque,
aunque acabará en una posición diferente de la actual, seguramente más
alejado del centro galáctico. Las estrellas están tan lejos unas de
otras que no chocarán, explican los investigadores.
Las dos galaxias están aproximándose debido a la mutua atracción
gravitatoria que ejerce la materia (incluida la materia oscura que rodea
a una y a otra).
Andrómeda se está acercando a la Vía Láctea a una velocidad de 400.000
kilómetros por hora, suficiente como para ir de la Tierra a la Luna en
una hora, explica la NASA en un comunicado.
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