La idea de que la rotación de la Tierra hace que el agua
gire, cuando se escurre por el desagüe del lavamanos, en un sentido en el
hemisferio norte y en el contrario en el hemisferio sur, está muy difundida.
Esta diferencia en el sentido del giro sólo se manifiesta a
gran escala. Por ejemplo, es cierto que la rotación de la Tierra afecta las
corrientes oceánicas y los patrones climáticos.
Es decir, hace que las tormentas de viento giren en el
sentido de las agujas del reloj en el hemisferio sur y en el sentido contrario
en el hemisferio norte. Sin embargo, a pequeña escala, como es el caso de un
lavamanos, otro tipo de factores -como su forma, la temperatura ambiente y el
movimiento previo del agua antes de vaciar el lavamanos- son los que influyen
en la dirección en la que se escurre el agua.
Sólo en un ambiente controlado, como es el caso de un
laboratorio, se puede comprobar el efecto de la rotación de la Tierra -que sí
hace que el agua gire en una dirección en un hemisferio y en la contraria en el
otro- en algo tan pequeño como un lavamanos.
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