La variante genética que nos dice a qué hora despertamos y a
qué hora moriremos
Muchos de los procesos del cuerpo siguen un ritmo diario
natural, el llamado reloj circadiano. Hay ciertos momentos del día en que una
persona está más alerta, cuando la presión arterial es más alta, y cuando el
corazón es más eficiente. Se han encontrado varias mutaciones genéticas raras
que pueden ajustar este reloj en los seres humanos, que son responsables, por
ejemplo, de que todos los miembros de una familia se despierten a las tres o
las cuatro de la mañana, y que no puedan permanecer despiertos más allá de las
nueve de la noche. Ahora, una nueva investigación, por primera vez ha
identificado una variante genética común que afecta a casi toda la población, y
que es responsable de la tendencia de que seamos madrugadores o noctámbulos.
Además, este nuevo descubrimiento no sólo demuestra que este
polimorfismo común influye en los ritmos de la vida cotidiana de las personas,
sino que también ha encontrado la variante genética que ayuda a determinar la
hora del día en que una persona tiene más probabilidades de morir. “El ‘reloj
biológico’ interno regula muchos aspectos de la biología y el comportamiento
humano, tales como las horas de sueño preferidas, las horas del máximo
rendimiento cognitivo, y el momento de muchos procesos fisiológicos. También
influye en el momento de los eventos médicos agudos como los derrames
cerebrales y los ataques cardíacos”, dijo el primer autor Andrew Lim, quien
llevó a cabo el trabajo como becario postdoctoral del Departamento de Neurología
en el Beth Israel Deaconess Medical Center.
“Los trabajos previos
en gemelos y en familias habían sugerido que el retraso o la precocidad del
reloj pueden ser hereditarios, y los experimentos con animales han sugerido que
el retraso o la precocidad del reloj biológico pueden estar influenciados por
genes específicos”, añadió Lim. La intención original era determinar si había
precursores identificables para el desarrollo de la enfermedad de Parkinson o
de la enfermedad de Alzheimer. Como parte de la investigación, a los
participantes se les sometió a diversos análisis de sueño-vigilia, utilizando
una pulsera llamada actígrafo, que proporciona un registro confiable del patrón
individual de actividad. Además, con el fin de proporcionar a los científicos
información sobre los patrones de sueño y vigilia dentro del año de la muerte,
los participantes habían accedido a donar sus cerebros tras morir. Pero la
investigación tomó un nuevo giro cuando Lim se enteró de que a los
participantes se les había genotipado el ADN. Lim y sus colegas, junto con un
equipo de investigadores del Hospital Brigham y de Mujeres, compararon el
comportamiento de vigilia-sueño de estas personas con sus genotipos. Los
resultados luego se verificaron en un grupo de voluntarios jóvenes.
Pronto se descubrió un solo nucleótido, cerca de un gen
llamado ‘Período 1′ que varió entre dos grupos que difieren en su comportamiento de
sueño-vigilia. En este sitio en particular del genoma, el 60% de las personas
tienen nucleótidos con la base adenina (A) y un 40% tiene nucleótidos con la
base guanina (G). Debido a que en cualquier persona dada hay dos juegos
de cromosomas, hay una probabilidad del 36% de tener dos A, una probabilidad
del 16% de tener dos Gs, y una probabilidad del 48% de tener una mezcla de A y
G en este sitio.
“Este genotipo en particular afecta el patrón de
sueño-vigilia de prácticamente todo el mundo, y ejerce un efecto bastante
profundo, de manera que las personas que tienen el genotipo AA se despiertan
una hora antes que las personas que tienen el genotipo GG, y los que tienen el
AG se despiertan casi exactamente en el centro”, explicó Clifford Saper, jefe
de Neurología del Hospital Brigham y de Mujeres, y profesor de neurología y
neurociencia de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard. Además, la
expresión del gen Período 1 fue menor en los cerebros y en los glóbulos blancos
de la sangre de las personas con el genotipo GG, que en las personas con el
genotipo AA, pero sólo durante el día, que es cuando el gen se expresa
normalmente.
Este descubrimiento constituye la mayor contribución de un
solo genotipo, en una población grande, en la determinación de la hora del día
en que las personas se despiertan o se van a dormir. Pero, ¿también puede
afectar otros aspectos del ritmo circadiano del cuerpo?
“Prácticamente todos los procesos fisiológicos tienen un
ritmo circadiano, lo que significa que se producen predominantemente en ciertas
horas del día. Incluso, hay un ritmo circadiano para la muerte, de ahí que las
personas de la población general tienden, en promedio, a ser más propensas a
morir en horas de la mañana. En algún momento alrededor de 11 horas, que es la
hora promedio”, dijo Saper.
Cuando los investigadores revisaron los datos de los
participantes del estudio que habían muerto (muchos de los cuales se habían
inscrito hacía más de 15 años a la edad de 65), encontraron que este mismo
genotipo predijo seis horas de la variación en el tiempo de la muerte: aquellos
con el genotipo AA o AG murieron poco antes de las 11 horas, como la mayoría de
la población, pero los que tenían el genotipo GG, en promedio, murieron poco
antes de las 18 horas.
“Así que realmente hay un gen que predice la hora del día
que vas a morir. No es la fecha, afortunadamente, pero sí hora del día”, dijo
Saper.
Lim añadió que se necesita hacer un estudio adicional para
determinar los mecanismos por los cuales esta, y otras variantes genéticas,
influyen en el reloj biológico del cuerpo. Además de ayudar a las personas a
optimizar sus horarios, la investigación podría conducir a nuevas terapias para
el tratamiento de trastornos de ese reloj, como se ve con el ‘jet lag’ o los
cambios en el turno de trabajo.
Comentarios
Publicar un comentario
Gracias por comentar. Te rogamos que seas preciso y educado en tus comentarios.