Estudio cerebral detecta vulnerabilidad de ciertas personas
a las adicciones
Un estudio realizado con hermanos, unos adictos a las drogas
y otros no, ha detectado que ciertas personas tienen unas características
cerebrales que les hace más vulnerables a las dependencias.
El estudio, publicado en el número del 3 de febrero de
Science, señala que los adictos a las drogas y sus hermanos libres de
dependencias son relativamente débiles al controlar sus impulsos y comparten
ciertas características cerebrales que no se encuentran en otros individuos
sanos.
Estas anormalidades cerebrales podrían ser marcadores de una
vulnerabilidad heredada a la drogadicción, aunque los expertos subrayan que
puede ser vencida.
Investigaciones anteriores habían notado diferencias
cerebrales en drogadictos, pero no estaban seguros de si eran anteriores al
consumo de drogas o si se habían producido como resultado de su uso.
La doctora Karen Ersche de la Universidad de Cambridge y su
equipo estudiaron parejas de hermanos biológicos, uno adicto y otro sin
historial de abuso crónico de drogas o alcohol, y compararon los cerebros de
ambos con el de un grupo de personas que participó en el estudio.
En primer lugar, los investigadores pusieron a prueba la
capacidad de los sujetos para controlar sus impulsos, una habilidad que se sabe
queda afectada cuando el individuo padece una drogadicción.
Los investigadores midieron la velocidad a la que una
persona puede cambiar de una serie de instrucciones a otra.
Las parejas de hermanos -adictos y sanos- hicieron la prueba
relativamente mal en comparación con el otro grupo de personas que participaron
en el experimento, según observaron.
El equipo investigador analizó posteriormente una variedad
de imágenes cerebrales en busca de diferencias estructurales entre ambos
grupos.
Al analizar las imágenes, identificaron varias diferencias
en los sistemas fronto-estratiales del cerebro, que compartían las parejas de
hermanos pero no se daban en el resto de participantes.
Estas anormalidades incluyeron un descenso en la densidad de
los tractos fibrosos de la sustancia blanca adyacente a la corteza frontal
inferior derecha, un incremento en el volumen de materia gris en el putamen y
la amígdala, y un descenso en el volumen de materia gris en la ínsula
posterior.
En un artículo relacionado publicado en este número de
Science la doctora Nora Volkow, directora Instituto Nacional de Abuso de Drogas
(NIDA), y el doctor Ruben Baler, también del NIDA, analizan estos resultados y
apuntan que las intervenciones que incrementan el auto-control podrían atacar
estas diferencias cerebrales.
No obstante, consideran que se necesitan más investigaciones
para explorar esta posibilidad.
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