El ADN podría convertirse en la materia prima de los discos
duros del futuro. Un grupo de investigadores del Instituto Europeo de
Bioinformática -perteneciente al Laboratorio Europeo de Biología Molecular- ha
creado una forma económicamente viable para almacenar enormes cantidades de
información informática en moléculas de ADN.
Menos de un solo gramo de ADN ha servido a los científicos
para codificar los 154 sonetos de William Shakespeare, 26 segundos en formato
mp3 del discurso de Martin Luther King en 1963 que hizo universal la frase
"Yo tengo un sueño" (I have a dream, en el original), una fotografía
en jpg, un pdf con la investigación en la que Watson y Crick describieron la
doble hélice de ADN y por la que obtuvieron el Premio Nobel y el código
utilizado por los investigadores para crear un lenguaje legible por cualquier
genetista con las cuatro letras del código genético. Casi 800.000 bytes
almacenados en una molécula de ADN fabricado en un laboratorio y más pequeña
que una mota de polvo.
Pero el potencial de esta tecnología es muchísimo mayor. Los
investigadores estiman que en un espacio menor que una tacita de café podrían
almacenarse más de 100 millones de horas de vídeo en alta deficinión. El
material genético que nos hace lo que somos a todos los seres vivos podría
convertirse pronto en el mayor disco duro del mundo.
"El problema del amacenamiento es cada vez mayor en el
campo de la Biología, en el que se generan cada vez más y más datos que
necesitamos guardar y hacerlo consume espacio y energía", explica a
ELMUNDO.es Luis Serrano, director del Centro de Regulación Genómica de
Barcelona. "Si han encontrado una manera de solventarlo con ADN será una
gran noticia", dice.
El ADN es denso pequeño y ligero:
"El ADN es muy denso, pequeño, ligero y no necesita
ningún aporte de energía, así que es fácil de transportar y de almacenar",
explicó el martes el autor principal, Nick Goldman, en una teleconferencia con
medios de información internacionales.
El trabajo, publicado hoy en la revista 'Nature', precisó de
la creación de un lenguaje que permitiese codificar información en el ADN
evitando los errores que suelen producirse en la síntesis y en la lectura de
material genético cuando coincide dos veces seguidas la misma letra del código.
Una vez logrado y codificada la información deseada, había que fabricar en un
laboratorio la molécula de ADN.
Para ello, los investigadores contaron con el trabajo de la
empresa californiana Agilent, una de las más punteras del mundo en técnicas
genómicas. "Nos enviaron la información por correo electrónico y con ella
sintetizamos cientos de miles de pedazos de ADN. El resultado es como una mota
de polvo", dijo Emily Leproust, de Agilent y coautora de la investigación.
"Nuestro trabajo demuestra que cualquier cosa que
queramos almacenar, la podemos almacenar en ADN", dijo Goldman. "Y la
técnica está madura para usarse en archivos que no se consultan muy a menudo,
como los de grandes corporaciones o incluso Gobiernos".
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