Alexander Fleming demostró la formación de penicilina en el Penicillium chrysogenum. La creencia generalizada ha sido que ese hongo sólo se reproduce asexualmente mediante esporas.
No sólo animales y plantas, sino también muchos microorganismos como hongos y algas pueden reproducirse sexualmente. La ventaja es que las progenies poseen una combinación de genes de ambos participantes en el apareamiento, adquiriendo así nuevas cualidades. La reproducción sexual en hongos, sin embargo, no es la regla.
Se analizó la actividad de aproximadamente de 12000 genes del P. chrysogenum. El resultado fue que los genes sexuales controlan la actividad de los genes biológicamente relevantes, como los que permiten producir penicilina. La situación se da en otros hongos que producinas estatinas usadas para disminuir el colesterol o inmunosupresores empleados en el transplante de órganos.
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