¿POR QUÉ GANAMOS PESO AL DEJAR DE FUMAR?


Los ex-fumadores saben que eso es así: dejas de fumar y ganas peso.
Y esto es así por los hábitos adquiridos en la etapa de fumador. Cuanto más tiempo se haya estado fumando más arraigada está la costumbre de tener algo en las manos y, lo que es más determinante, de llevarlo a la boca.Comer galletas, picar entre horas continuamente, masticar chicle, comer caramelos… cada cuál busca su propia manera de satisfacer esa necesidad perentoria de llevarse algo a la boca.
Pero no es éste el único factor que afecta a esta ganancia de peso, también están los efectos que la nicotina tiene en el organismo.
La principal, en cuanto al peso, es que reduce el nivel de insulina en el organismo. Así, al dejar el tabaco la cantidad de insulina aumenta automáticamente, lo que hace que se reduzca el nivel de azúcar en sangre. La consecuencia es que se tiene más hambre de dulces.
También tiene un cierto efecto anorexígeno: sacia el apetito.
Además, la nicotina activa el metabolismo, haciendo que se quemen más calorías. Sin nicotina, estas calorías no quemadas se traducen en grasa acumulada en los tejidos.

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