El virus de la gripe mantiene una
elevada capacidad de infección cuando la humedad ambiental es baja. Sin
embargo, se inactiva rápidamente cuando la humedad relativa en una habitación
es alta.
Estas son algunas de las
conclusiones a las que han llegado investigadores del Centro para el Control y
Prevención de Enfermedades (CDC) de EE UU en un estudio publicado en la revista
PLOS ONE.
Los autores recomiendan
incrementar la humedad ambiental, en periodos de alta incidencia de gripe, para
disminuir el riesgo de contagio.
Para hacer el estudio, los
científicos estadounidenses colocaron un maniquí con un simulador de tos en una
habitación. Tras cargar una disolución con el virus en el modelo y hacerle
toser, midieron su capacidad infectiva a diferentes tiempos y a distintos
grados de humedad relativa.
Aumentar la humedad ambiental en
estancias cerradas podría disminuir el riesgo de contagio de la gripe.
Cuando la humedad relativa era
baja, el virus mantenía su capacidad de contagio prácticamente intacta. Sin
embargo, con una humedad relativa del 40% o mayor, la carga de infección
disminuía a la mitad en los 15-30 minutos siguientes a la tos.
Es más, pasada una hora y en
condiciones de sequedad, se detectaron hasta cinco veces más virus activos que
con una humedad relativa alta.
Los investigadores afirman que
controlar los niveles de humedad en centros sanitarios podría impedir la
diseminación de la gripe entre los profesionales del sector que se encuentran
altamente expuestos a la respiración y las toses de sus pacientes.
“El nivel de humedad y la
temperatura en los centros de cuidado de la salud se determina para satisfacer
el confort de las personas, y muchas veces aumentar la humedad relativa puede
no ser práctico por limitaciones del diseño del edificio”, apuntan los autores.
Los expertos consideran que
convendría tener en cuenta este factor a la hora de diseñar y construir centros
clínicos.
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