Casos como el de ciclista Lance Armstrong, que burló cientos de controles durante su carrera, han puesto en evidencia una y otra vez las debilidades de la lucha contra el dopaje. Pero esto puede cambiar muy pronto.
Un grupo de investigadores de la Universidad de Texas en Arlington acaba de anunciar que han desarrollado una nueva técnica para aumentar la eficacia de las pruebas entre 10 y 1.000 veces, dependiendo de la sustancia que se busque.
Se trata simplemente de mejorar la tecnología actualmente más utilizada, la espectometría de masas, que consiste en aplicar un haz de electrones a las muestras de orina para transformar los átomos en partículas cargadas –iones– y “pesarlas” después con un campo magnético.
Así, los expertos pueden detectar la huella química de compuestos ilegales como esteroides, anfetaminas o alcohol. Lo que ocurre es que algunos de esos rastros son demasiado pequeños y dejan señales muy débiles.
El nuevo sistema perfecciona el análisis con una sustancia química, fácilmente disponible, que “ilumina” los productos metabólicos para ser captados por el espectrómetro.
Los científicos aseguran que con su descubrimiento aumentará considerablemente el tiempo en que las sustancias prohibidas pueden localizarse. Los esteroides, por ejemplo, serían visibles hasta dos años después de tomarse.
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