Investigadores de Países Bajos y Egipto han creado unos microrrobots inspirados en los espermatozoides que se controlan mediante campos magnéticos tan débiles como los imanes de las neveras. Estos dispositivos se podrían aplicar en tareas de nanomontaje, la administración de fármacos y la fecundación in vitro.
Un equipo de científicos de la Universidad de Twente y la Universidad Alemana en El Cairo ha desarrollado unos diminutos robots que se inspiran en la forma y el movimiento de los espermatozoides.
Estos microrrobots miden 332 micrones de largo y consisten únicamente de una cabeza polimérica recubierta de una gruesa capa de cobalto y níquel, más una cola sin cubrir. Su control ejerce mediante la oscilación de campos magnéticos débiles, por lo que ha sido bautizado como ´magnetoesperma´.
Cuando el robot se somete a un campo de menos de cinco militeslas aproximadamente, la fuerza que tiene un imán decorativo, experimenta la torsión magnética hacia un punto de referencia.
El magnetoesperma se podrían utilizar para trabajar con esos pequeños objetos usando una fuente externa de campo magnético que controle su movimiento. De esta forma se podría avanzar en técnicas de nanomontaje, pero, además, los diminutos robots también ofrecen un uso potencial en tareas biomédicas, como la clasificación de células o la limpieza de arterias obstruidas, a parte de la fertilización in vitro.
En el futuro, los investigadores confían en reducir todavía más el tamaño de estos espermatozoides robóticos. Actualmente el equipo trabaja en un método para generar una nanofibra magnética que pueda ser usada como flagelo.
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